miércoles, 2 de junio de 2010

El Retorno I-IV

EL RETORNO IV-1
Por: ALBERTO GALINDO Jr.
Marzo de 2010
Serie de escritos, inspirados en las “notas al margen”; hechas por mí (durante más de 50 años); en libretas y aún, en la solapas de los libros de mi biblioteca. Que hoy a través de la: ”Blogger”; quiero, compartir con Uds., mientras, tenga alientos de hacerlo.
Dedicatoria:
A mis nietos.
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Prefacio:
Con la esperanza, de reversar los sentimientos “Bíblicos” del Apocalipsis; específicamente: el aparte, en el cual dice que, volveremos a un “mundo muevo”, y a un “cielo nuevo”; donde, el dolor y la muerte hayan desaparecido. Es do, vamos trabajando, recopilando datos, que nos permitan (científicamente) ir reconstruyendo, mentalmente, un mundo, que ya fue (- “El Edén” - en el espacio-tiempo); y que, indudablemente, volverá a ser; mucho antes de que sea “destruido” – y/o,” transformado” - por su Creador. Pues, Él (a quién, solo tenemos que creer) no va a destruir algo, que hizo con sumo amor. Mucho menos, al vencer a Satanás, su verdadero enemigo. Es así, como con el estudio de la “Historia”… se nos llega la idea, de que ésta, por ser a su vez: cíclica; se repita; pero, ahora, corrigiendo errores, y purificando éticamente las costumbres. A. G.
Sabemos, que el “Apocalipsis”, es historia; pero, también es profecía… escrita como historia… pues la historia revela verdades y se repite, con una frecuencia delatadora; por lo cual… siempre habrá “guerras”, entre los adoradores de la carne y los del espíritu, y solo Dios sabe, hasta cuando. Pero “La Tierra”, será “regenerada”, por mil millones de años, entre tanto, el hombre vivirá un tiempo en la ionósfera, situación ya vivida, por sus antepasados. Que combinaron, historias antiguas, con nuevas; en analogías inspiradoras, para reforzar, lo que deban pensar del futuro. Luego, la primera tarea de la “historia científica”… es convertirse, en netamente científica; y luego someter las hipótesis, a diferentes contradicciones objetivas; que nos permitan, no confundir más, la ilustración con la evidencia. Más hoy cuando los principales “sistemas económicos”; se encuentran a punto de colapsar. A. G.


Es hipotético, pero es verdad, pues todo se debe, a la dimensión en la que nuestro espíritu vagabundo, se encuentre, en el vasto universo; que concibe la historia cíclica, por medio de “analogías”; para luego, posibilitar y valorar los estados: pasado, presente y futuro. Y luego, primero que todo convertirla en científica; y someter la hipótesis resultante, a diferentes contradicciones objetivas; pero, evitando tantos y tantos barullos, como: confundir ilustración con evidencia. Para hacer de nuestros descubrimientos, un bien de todos y con todos compartirlos, dejando el cruel egoísmo, para seres, aún no desarrollados. A. G.

“EL DINERO”

Por: John Kennth.
Ed. Orbis. (1983)
(Tomado en paráfrasis.)

Introducción:
Así se diga, que es una “utopía”, pensar, que los pobres, por ser pobres, sean ayudados (económicamente) por los ricos, por ser ricos; esto, con el fin de que (por diferentes factores) no ocurra un colapso, que puede ser el final. A que ocurra esto, muy pronto; le estamos apostando. Así veremos como el engranaje económico… si funciona, ya sin sobresaltos y casi que por la eternidad. O, por lo menos, durante la existencia de la humanidad; la cual, también podría llegar a ser eterna. En lo que se denomina: “La Nueva Jerusalén”. A. G.
Así que finalmente, estudiemos juiciosamente las diferentes historias; con el fin de concatenarlas; y creo, que entonces… (como diría mi padre) llegaremos muy lejos, sino, materialmente; por lo menos si, espiritualmente. A. G.
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Monedas y tesoros.
El dinero, es una “conveniencia” muy antigua; pero, la idea de que es un objeto digno de confianza, y que puede aceptarse sin examinarlo; o, ponerlo en tela de juicio, es en todos los aspectos, una cosa muy ocasional. Durante cuatro mil años, hubo acuerdo, para utilizarlo, para los intercambios comerciales. Igual, intervinieron uno o, más metales, entre (tres) que fueron los más corrientes: Oro; Plata y Cobre. Si bien la plata y el oro, se emplearon también, durante un tiempo (con diferentes aleaciones); y durante aquellos largos años, la plata, representó un papel predominante; y solo en breves períodos lo hizo el oro (en transacciones especiales.) Sin embargo el cobre y hasta el hierro, en breves períodos fue un elemento de canje. Mucho más tarde, se utilizó el ganado; el tabaco; el whisky; y las piedras preciosas; las joyas y las obras de arte (en transacciones muy especiales.) Pero, resulta que el metal, era algo engorroso de manejar; al igual que los elementos mencionados. Entonces, se comenzó a realizar la acuñación de monedas; con un peso (patrón) determinado, y la efigie del tirano de turno, estampada en una de sus caras (en la otra, el valor correspondiente, representado en su peso; y los miligramos de su aleación, impreso en la moneda correspondiente.)
Pasando rápidamente, por lo que influyó en esto, la “conquista de América”; no sobra agregar, que ello, fue motivo de “inflación y endeudamiento”, para los Países que la realizaron. Pues, dedicaron gran parte de los recursos obtenidos de América, para costear, sus constantes guerras; tanto internas, como externas.
En contraste, con lo expuesto, en el transcurso de la historia, el desarrollo del “sistema monetario”, reveló, un continuo envilecimiento. Y con el tiempo, la tendencia, fue de convertir el “patrón” monetario del oro y la plata, en el “patrón” cobre; más tarde, el porcentaje de las aleaciones bajó considerablemente, lo cual ocasionó graves problemas. Hasta que, mucho después, se inventó la banca, y con ella, el papel moneda. Lo cual, de por sí, ya imprime un sabor “capitalista”.

LOS BANCOS INTERNACIONALES.
Son tres los progenitores del dinero (de papel): Las “casas de moneda”, las “secretarías del tesoro”; o. ministerios de hacienda; y los bancos. Que si, de pronto, se quiera dar un tinte étnico al asunto, se asegura que fue en Italia, el País precursor, más exactamente… Venecia y Génova. Pero, el proceso de la creación del “dinero”, por parte de los Bancos, fue muy simple; y tratándose de algo tan importante, al parecer es un misterio. Resulta que los depósitos en el Banco de Amsterdan, estaban sujetos a las transferencias a otros Bancos, para la liquidación de cuentas. Lo cual había sido una facilidad ofrecida por ellos. La moneda en depósito, no servía como dinero, para estos menesteres económicos, por el hecho de estar sujeto a transferencia, por el rasgo (acuerdo) de una pluma primitiva.
Resulta que el depósito original, seguía siendo acreditado por el depositante primitivo. Pero, ahora, había un nuevo depósito; producido por los réditos del préstamo. Ambos depósitos, producidos, podían ser empleados para hacer pagos, con “dinero”. De este modo, se había creado el “dinero”. Y el descubrimiento, de que los Bancos, podían de este modo crear dinero, produjo muy pronto, la evolución de la Banca. Había interés en ganar. Y con, la perspectiva de esta recompensa, el hombre tiene un instinto natural de motivación e innovación; palabras claves del Capitalismo. Finalmente, había la posibilidad alternativa; la de los “billetes” de Banco, que había de ser maravillosamente explotada, en la futura República Americana. Consistía en dar al prestatario, no un depósito, sino, un “billete”, convertible en dinero efectivo; colocado en el Banco, gracias al primitivo y sedentario depósito. Con este billete, el préstamo, podía hacer su pago correspondiente. Y el receptor de este pago, en vez de convertir el billete en dinero, podía emplearlo para sus propios pagos; y así sucesivamente.
Pero, el valor o, el poder adquisitivo del dinero, depende en primer lugar, de la demanda y de la oferta… La oferta, de dinero… es todo el dinero en circulación, en un momento dado; la demanda de dinero… consiste una vez más, en todos los artículos ofrecidos en venta. Esta explicación, era plenamente adecuada en su época. Y dice… de lo que podían hacer los Bancos con el dinero. Con un depósito original, en dinero efectivo, podían hacerse préstamos. De ello, resultan nuevos billetes o, nuevos depósitos utilizables como dinero. Al permanecer la oferta de artículos, subirán los precios, y el dinero valdría menos; si los bancos eran codiciosos, competitivos o, ambas cosas a la vez; y los préstamos, se nos mostraban adecuadamente eufóricos, la expansión de los préstamos con los intereses resultantes; en consecuencia, los depósitos; o, billetes, podía ser muy grande. Y también podía serlo, el aumento de los precios y la disminución del valor; o, poder adquisitivo del dinero.
Inicialmente, los billetes, eran muy aceptables, no solo para el pago de los impuestos, sino, para todos los fines, Esto se debió a que el célebre financiero: John Law, además de declarar, que cualquier banquero que no tuviese una reserva suficiente en monedas de oro, para rescatar su papel, merecía la muerte; y prometió el reembolso, en moneda del peso del metal que contenía, en la fecha de emisión de papel. Los Reyes de Francia, por ejemplo, siguiendo una antigua práctica, habían estado reduciendo continuamente, el peso del metal, en las monedas francesas, esperando, con ello, que una cantidad menor de oro; o, de plata, conseguiría lo mismo, que una cantidad mayor. Por consiguiente, pareció que Law, ofrecía una garantía, contra la malversación legal. Durante un tiempo, los billetes de Law, tuvieron un precio mayor, que las monedas del mismo valor nominal.
Durante algún tiempo, casi nadie advirtió que el gobierno de Francia, era una inversión, todavía, menos atractiva; que en las ciénagas de Luisiana; o, que era aquel y no éstas, el objeto de las inversiones. Law, cuyo apellido, se convirtió en francés… en el más eufórico… de Lass; era ahora, el hombre más considerado de toda Francia. Convencido, como ocurre, invariablemente… con todos los genios; por sus propias observaciones, volvió su atención, a otras reformas económicas y sociales; la mayoría de ellas sumamente delicadas. Pidió entonces que las tierras baldías del clero, se entregaran a los campesinos; que se aboliesen los peajes; que se redujesen los impuestos y que se eliminase las restricciones en el comercio de granos.
Más tarde, Law, tomó otra medida mucho más enérgica; valiéndose de su nuevo cargo oficial; prohibió la tenencia de oro y plata; salvo en pequeñas cantidades y extendió esta prohibición a las joyas. Se ofreció una comisión a los confidentes que informasen la existencia de tesoros ocultos. Mientras tanto, en la “Banque Royale” de Paris, se acumulaba un número creciente de personas que no querían garantías o, billetes, sino, el dinero constante y sonante; un día de Julio de 1920; la afluencia fue tan grande, que quince personas, murieron asfixiadas. Al menos así se dijo.

EL BANCO.
El “milagro”, de la creación de dinero, por un Banco; según lo demostró John Law (1719); podía estimular a la industria y al comercio; y dar a casi todo el mundo, una agradable sensación de bienestar. Los parisienses, nunca se habían sentido más prósperos, que en aquel año maravilloso. Y como también lo demostró Law; el último resultado, podía ser un terrible ajuste de cuentas. He aquí, escuetamente, el problema que tendría ocupados a los hombres de genio; o. de ambición financiera; durante, los dos Siglos siguientes; ¿Cómo, lograr la maravilla, sin el ajuste de cuentas?
Así, Thomas Jefferson, que aceptaba a los “Bancos”, con fines de depósito, se oponía firmemente a que emitieran “billetes”. Escribiendo a John Taylor, (1816); declaró que los establecimientos bancarios, eran más de temer, que los mismos ejércitos, en pié de guerra. John Adams, sostenía que cada “billete de banco”, emitido con exceso, sobre la cantidad de “oro y de plata” que se guardaba, en las acorazadas “cámaras de seguridad”; «no representaban nada, y es por consiguiente, una estafa, que se hace a alguien». Pero, por encima de estas austeras opiniones; estaba, la circunstancia del poder avasallador ya mencionado: el “oro y la plata”, depositados en el “Banco”, podían ser prestados, con “intereses” y los prestatarios, podían pagar el “interés”; con lo que ganaban, gracias al préstamo; que así, se podía prestar, más de lo que estaba en depósito – dada la improbabilidad, de que todos los depositantes, acudiesen simultáneamente, a re-cobrar, su dinero en metálico - ; se podía atender a más prestatarios, y ganar más “intereses”. El atractivo intrínseco, de esta recompensa; y el consiguiente aumento de bienestar de la comunidad, dieron origen, a una presión abrumadora, en el sentido de conceder los préstamos que aumentaban los “billetes” existentes; y, los depósitos en cantidad muy superior a la de “oro y plata”, guardados, en las cámaras fuertes. Además, estaban las “garantías” exigidas por el “prestamista”, que de esta forma, no perdía; y si ganaba mucho, en el caso de que el prestatario, no pudiese pagar a tiempo.
Después, de ocurrir varias anomalías graves, se hicieron varias “reformas” de consideración. Como, en el futuro, prestar con cautela y asistir económicamente, todos los Bancos del planeta, a la “institución bancaria” afectada. Luego, el instrumento explorador de las reformas, fue el “Banco de Inglaterra”. De todas las instituciones relacionadas con la economía, ninguna ha gozado de tan alto y prolongado prestigio. Es en todos los aspectos, en relación al dinero, lo que San Pedro, lo es, para la Fe. Y su fama está, bien merecida, pues, la mayor parte del arte, así como del misterio, asociadas con el manejo del “dinero”, tuvieron su “origen” en él. No obstante, otros “Bancos Centrales”; se han enorgullecido al imitar fielmente al “Banco de Inglaterra”; o, de introducir, en sus métodos, pequeñas variaciones; que eran tenidas como pruebas de originalidad de ingenio; o, de cultura. En tiempos recientes, la “Banca Central; se convirtió en una profesión muy refinada (exigente, con sus integrantes); pero común. Por lo tanto, los Gobiernos, “atan”, muy corto, a sus “Bancos Centrales”; tal es el caso, entre otros muchos, del “Sistema de Reserva General”, de los E. U., que goza de la misma liturgia; pero, no de la misma realidad de independencia; la mayoría de sus funciones, son desde hace tiempo, “rutinarias”.
Después de altos y bajos de la “Banca Internacional”; sufridos en su propio pellejo, los “Bancos”; supieron superarlos, inclusive en ocasiones de tremendo impacto; como cuando se les exigió el reembolso masivo del “oro” que naturalmente, ya no tenían en su totalidad. Igualmente, cuando se convirtió en “Emisor”; con el fin de poder atender las necesidades del Gobierno, generalmente por motivos de “guerra”. Como consecuencia, directa, se depreciaba el papel moneda (y el oro subía.) Sin embargo era lo mejor que se podía tener (para evitar altas fluctuaciones de precios del metal) como respaldo económico de una Nación o, conjunto de ellas.
Pero, lo más peligroso de todo… sería la “Democracia”. “El Banco de Inglaterra”; era el instrumento de la “clase dominante”. Entre los poderes que el banco obtenía… de esa “clase dominante”; estaba , el de infligir privaciones. Podía, bajar los precios y los salarios; y aumentar el desempleo. Eran los correctivos que se aplicaban, cuando se perdía “oro”; cuando la euforia, era excesiva. – En la paz y en la guerra. – Pocos – o, nadie – previeron que los “obreros” y los “campesinos”; tendrían, un día… un poder… que haría que los gobiernos, no estuviesen dispuestos a imponer aquellas privaciones; aunque, la causa fuese tan justa; como la defensa de la moneda.
Sin embargo, pronto se vio que los intereses de los “ricos”; podían diferir de los demás, en estas materias. En 1810; se observó que:
«La depreciación, del dinero en circulación, ha sido más perjudicial para los hombres adinerados… puede sentarse como principio de aplicación universal; que cada hombre, se ve perjudicado o, beneficiado por la variación, del valor del dinero circulante; en la proporción, en que su propiedad, consista en dinero; o, en que las demandas fijas, que él pueda hacer a los demás.»
En los cambios; los campesinos, salían beneficiados:
«El campesino, se beneficia más que cualquier otra clase de la comunidad, de la depreciación del dinero, y sufre perjuicio con el aumento de su valor.»
En Inglaterra, el triunfo de la clase adinerada, fue total; o, poco menos. En cambio, en E. U., estuvo sometida al desafío más violento. En una o, en otra forma, este desafío, había de dominar la política americana; durante, el primer Siglo y medio de la República. Sólo, la política, sobre la “esclavitud”; dividiría a los hombres, más cruelmente que la política del dinero.

PAPEL MONEDA.
Si la historia de la “Banca Comercial”; es obra de los italianos; y la de la “Banca Central”, de los ingleses; la del “Papel Moneda”, emitido por el Gobierno; corresponde a los E. U. Entonces, el papel de los bancos, y el papel de los gobiernos, tiene muchas cosas en común. Los “billetes”, prestados por un banco, conservan su paridad total de poder adquisitivo, con el “oro o, plata”, cuya tenencia, prometen; con tal de que puedan ser cambiados por el metal. Siguen conservando esta paridad, aunque los “billetes” en circulación, superen sustancialmente, el valor “nominal” al metal disponible para su redención. Lo único, que importa, es que la insuficiencia del metal que los garantiza, no se ponga de manifiesto por la terrible exigencia de todos; o, demasiados titulares que lo reclamen simultáneamente.
Además, según demostró la experiencia inglesa, durante las “guerras napoleónicas”; los “billetes de banco”, no pierden, forzosamente, todo o. gran parte de su valor en “oro o, en plata”. Los factores decisivos son a primera vista, la cantidad prestada; en relación con el estado general del comercio – más concretamente, el volumen de bienes y servicios, susceptibles de ser comparados - ; y la perspectiva, de una futura redención. Después, del tratado de Gante; y de la victoria (británica y sus aliados) en Waterloo; pareció improbable, que el gobierno británico, siguiera presionando, por mucho tiempo, al Banco, con la petición de préstamos; y de los billetes resultantes. Y, pareció, probable, que las recomendaciones del “Bullion Committeé”, para la plena convertibilidad, se instrumentarían más pronto; o más tarde. Por consiguiente, los billetes del “Banco de Inglaterra”, aumentaron gradualmente, su poder adquisitivo, en relación con el “oro”. Esto ofreció un marcado contraste, con la tendencia contraria, del mucho más abundante e infinitamente menos prometedor, papel de la “Banque Royale”, un Siglo antes.

Muchos Países o, Comunidades, tenían “oro”, o bien “plata”, en relativa abundancia, sin poseer minas. Venecia, Génova, no las tenían. (Ni las tienen hoy en día, Hong Kong o, Singapur.) Si los “colonos”, tenían que pagar en efectivo, en metálico, lo que compraban; Gran Bretaña. también tenía productos: tabaco, cuero, barcos, y servicios de navegación, a cambio de los cuales, habrían estado dispuestos los mercaderes británicos – y podían hacerlo – a gastar “oro y plata”. Era muchos más probable, que la escasez de dinero en “metálico”, en las “Colonias”; fuese otra manifestación de la “Ley” de Gresham. Desde el principio, los “Colonos” hicieron experimentos con sustitutos del metal. Como estos sustitutos, eran menos apreciados que el “oro” o, que la “plata”, los pasaban a otros; y de este modo, los mantenían en circulación. El “oro” y la “plata”, eran atesorados por quienes los recibían o, destinados a compras, como las que se hacían en la “madre patria”, en las que no se aceptaban los sustitutos.
En efecto, los indios eran los “banqueros centrales” del sistema monetario “Wampam”; y las “pieles de castor”, eran la moneda de reserva, en que podían convertirse el – Wampam - . Esta convertibilidad mantenía el poder adquisitivo de las conchas. Con el transcurso del Siglo XVII; y la expansión de la colonización, los castores, se retiraron a bosques y riachuelos más remotos. Al hacerse las pieles inaccesibles, el “wampam”, dejó de ser convertible y como era de esperar, perdió su valor adquisitivo. Pronto dejó de circular, salvo como “moneda” de poco valor. El “patrón oro”, según los cálculo más favorables, duró desde 1971; considerando, todo el lapso de la historia americana; el tabaco, aunque más confinado en el aspecto regional, tuvo un curso dos veces más largo que el “oro”.
Inicialmente, el “tabaco”, pasaba de “mano en mano”, como los “billetes”, y las “monedas”. A parte, de ser un poco frágil, tenía otras características muy importantes. Como medio de cambio, que se cultivaba, en vez de extraerse de las minas; fundirse o, acuñarse; su provisión no dependía de la suerte, de la organización o, de la autoridad estatal; sino, de la voluntad individual. Y se prestaba, de un modo excepcional, a perder en calidad. Ambas características del “tabaco”, eran enérgicamente explotadas. Desde, los primeros días de las “colonias” de Virginia y Maryland, los gobiernos coloniales, se preocuparon de limitar la producción de “tabaco”, para mantener así, su poder adquisitivo.
El precio del “tabaco” (en moneda británica) era un paripassu; “el tipo de cambio”, entre la moneda, de Virginia y Mariland; y la “Libra Esterlina” (£): Cuando el precio del tabaco, era de (10) peniques por libra de tabaco. (Este era el tipo de cambio); es decir, la libra de tabaco, valía 10 peniques; y si el precio del tabaco bajaba a (5) peniques; el tipo de cambo era de (5) peniques por una libra de tabaco (de Virginia y Mariland.) De esta manera, había una sencilla y auténtica acomodación, entre el nivel del precio y el tipo de cambio. Fue una primitiva y excepcionalmente elegante… solución al tipo de cambio flotante… y por los cognoscitivos en “flotación”. Pero, como, una libra de tabaco (malo); seguía siendo de una libra de tabaco, que era de ínfima calidad; si podía hacerse a un coste bajo. Esto hizo que la “Ley” de “Gresham”; operase con una fuerza excepcional, sobre el producto resultante. Nadie pagaba en buen tabaco, si podía hacerlo… con recortes; hebra o, con hojas de tendencia sofocante. Ahora, bien, el empleo del Whisky y del Brandy… como dinero… representó un significativo y sumamente elocuente, consejo, repetido a lo largo de la historia americana; de no beberse (ni fumarse) su propia fortuna. Pero ninguno de estos sustitutos, tuvo importancia, en comparación con el lógico: “papel moneda”: ¿Pero, y si volvemos, a esa época; la de la “Ley del Trueque”?
La primera emisión de “papel moneda”; fue realizada por la Colonia de La Bahía de Massachussetts… en 1690. Esta emisión… ha sido calificada, como «no sólo, el origen del “papel “moneda” en América; sino también, en el Imperio Británico; y en casi todo el mundo cristiano». Como se ha observado, fue ocasionada (la emisión) principalmente por la guerra. En 1690; Sir William Phips – hombre cuya propia fortuna y posición, se debían al “oro” y a la “plata”, recuperados… de una Galeón Español, naufragado… cerca e la costa, de lo que es ahora, Haití y la República Dominicana – mandó Phips, una expedición de tropas irregulares de Massachussets, contra Quebec. Hasta se utilizó el “Naidé-moneda”… en cuyas cartas se escribía el valor (certificado) de las deudas.
Como el “oro” y la “plata”; servían principalmente para pagar impuestos; y además… aquellos “billetes”, eran convertibles en dichos metales; se les dio curso legal, para cancelar impuestos. Durante los (20) años siguientes, los “billetes” circularon al lado del “oro” y la “plata”, de denominación equivalente. Y como los “billetes” y el “metal” eran intercambiables; no hubo depreciación. Sin embargo, los colonos pensaron inestimablemente, que los “billetes” no eran un recurso temporal y esporádico; sino, una alternativa general, para el pago de los impuestos. Se emitían más cuando la ocasión parecía exigirlo y la prometida redención, se aplazaba reiteradamente. Entonces, empezaron a subir los precios especificados en los “billetes” y por consiguiente, subió el precio del “oro” y de la “plata”, A mediados del Siglo XVIII; la cantidad de “oro” o, de ”plata”, por la que podía cambiarse un “billete”; era solamente, una décima parte de lo que había sido (50) años atrás. En definitiva, los “billetes”, fueron redimidos a razón de unos pocos ”chelines”, por libra; tomándolos del “oro”, enviado como contribución colonial a la guerra de la Reina Ana.
Ahora… siempre se ha enseñado, que Benjamín Franklin, fue el profeta del desarrollo; y el exponente… del experimento científico. Pero, raras veces, se ha dicho, que él abogó, por el empleo de la “prensa”, para algo que no fuese, la difusión del conocimiento. Los “experimentos” monetarios coloniales, no despertaron admiración, en las madre patria. Eran prueba, de las abandonadas tendencias de los Colonos. Por consiguiente, en 1751; el Parlamento, prohibió la emisión de más “papel moneda”, en Nueva Inglaterra. Y (30) años más tarde, extendió la prohibición a las demás Colonias. Se hizo, una torpe excepción, a favor del “papel moneda”, emitido para los fines del Rey; es decir para la guerra. Entonces… hubo fuertes protestas en las Colonias. En 1766; franklin, planteó personalmente, el caso del “papel moneda”, ante la Cámara de los Comunes. Fue un esfuerzo elocuente, pero no produjo efecto. La prohibición, se convirtió en una grave fuente de tensiones, entre Gran Bretaña y las Colonias. Esto, ha sido menos comentado de lo que se merecía, pues muchos historiadores famosos, creyentes, que en esto, el “Parlamento”, tenía toda la razón.
La historia del dinero, revela dos tendencias muy seguras. Cuando se ha experimentado una inflación reciente, la gente quiere precios estables; y, después de una larga experiencia en precios estables; se vuelve indiferente, al riesgo de la inflación. Y en conjunto, las comunidades viejas, se muestran menos inclinadas, que las nuevas, al experimento monetario. En el medio Siglo, que precedió a la Independencia, ambos factores funcionaron en la Colonias. Pero, la inflación de la primera mitad del Siglo XVIII; en Nueva Inglaterra, condujo, en la segunda mitad del Siglo XVIII a un creciente, aunque no decisivo, interés en el dinero dotado de un poder adquisitivo, relativamente seguro y estable. Y como Londres, había mirado antaño con horror las tendencias monetarias de Boston; así Boston, llegaría, con el tiempo, a mirar con una parecida repugnancia, a la aparente irresponsabilidad de Kentucky, Tennessy y Ohio.

INSTRUMENTO DE REVOLUCION.
Con la independencia, la prohibición del “papel moneda”; por el Parlamento, se volvió, inoperante. Y aunque las Colonias, hubiesen debido inclinarse por un dinero más sólido, no había una alternativa que oponer al papel del Gobierno; pues, no puede decirse que fuese una alternativa, lo que era acepado de muy mala gana. Antes de que se reuniera el primer Congreso Continental; algunas Colonias incluida Massachusetts; habían autorizado emisiones de “billetes”, para pagar las operaciones militares. Uno de sus primeros actos, fue autorizar una emisión de “billetes”. Después, más Estados, autorizaron más “billetes”. Con éstos, se financió la Revolución Americana. Entre Junio y Noviembre de 1779, hubo (42) emisiones de dinero; por el Congreso Continental; por un valor total de 241’600.000 dólares. En los mismos años, los Estados, emitieron otros 209’500.000 dólares.
En crédito doméstico, prestado en su mayor parte, con “billetes” que se acaba de mencionar; produjo menos de 100’000.000 de dólares. Reflejando el conocido disgusto por este engorro; la tributación era insignificante. Los impuestos recaudados, a consecuencia de órdenes militares en los Estados, produjeron solamente, unos pocos millones de dólares.
Junto a la campaña de la “Libertad”, habría que reservar un sitio a una linda reproducción de un “Billete Continental”. Esta idea, no atrajo a los historiadores posteriores, como en el caso del papel colonial; los historiadores influyentes, eran hombres, para los cuales, el dinero contante y sonante; y el patrón “oro”; eran cuestiones, no de economía, sino, de moral. Las necesidades apremiantes del nuevo país, no podían prevalecer sobre lo que era justo. No, se podía permitir que la gravedad; o, una visión ecléctica del problema, con el que se enfrentaba el “nuevo gobierno”; correspondiese o, desorientase a los ulteriores eruditos; o, políticos.
La experiencia monetaria del “Congreso Continental”, «proporcionó un ejemplo típico, a casi todos los escritores, sobre temas de dinero, ninguna crítica, ha sido demasiado severa». El profesor Bullock, llegó a la conclusión de que «la oposición que encontró el movimiento revolucionario, en muchas de las personas más inteligentes y respetables de América»; de una enérgica y honrada reacción a su miedo, plenamente justificado por los acontecimientos, a un empleo desenfrenado del “Papel Moneda”.
Tal vez, para evitar este abuso, habría valido la pena, aguantar a los Ingleses. No todos los especialistas posteriores, han cedido en aquella actitud. Un libro de texto de: “Historia, de la Economía”; muy leído, después de la “Segunda Guerra Mundial”; confiesa, que «a veces, se arguye que dados, la debilidad del Gobierno Continental; y el odio del pueblo, contra los impuestos; el “Papel Moneda”, era el mejor recurso disponible; y, por consiguiente, insignificante». Pero, el autor replica: «Aceptar, este razonamiento, es adoptar una actitud fatalista, ante los problemas económicos y subversivos, del proceso social».
Pero, en la mente de algunos conservadores de la época, debía de haber también, una idea persistente, del singular servicio, que el “Papel Moneda”, había prestado a la “Revolución Americana”; había sido financiada, de esta manera. También, lo había sido, la erupción, socialmente, mucho más terapéutica de Francia. Si los ciudadanos franceses hubiesen tenido que efectuar dentro de los cánones de las finanzas convencionales, no habrían podido, a semejanza de los Americanos, actuar en absoluto. Si el papel, había servido anteriormente, a los “Revolucionarios”, ¿por qué, no podía volver a hacerlo, como la hará en Rusia, después de 1917; y en China, después de la Segunda Guerra Mundial.
Y, es posible, que esto, nos dé también, la explicación, de porqué la función revolucionaria del “Papel Moneda”; es tan poco celebrada. La “Revolución Americana”, adquiriría una gran respetabilidad, inmediatamente, como lo hiciera, más a la larga, la “Revolución Francesa”. Los libros de texto, explicarán sus maravillas (y sus errores) a los escolares; pero, había que trazar una línea. Ni por decencia, ni por seguridad, se podía aceptar, que algo “tan maravilloso”, se hubiese conseguido, gracias a una cosa tan discutible, como los “Billetes Continentales” de la “Revolución Americana”, o los asignados de la “Revolución Francesa”.
En “economía”, son muy pocas las cosas, que apelan a lo “sobre natural”. Pero, muchos, han sido tentados, por el fenómeno. Al contemplar un “trozo rectangular” de papel; con frecuencia, de calidad indiferente; con un dibujo clásico de Pedro Pablo Rubens; o, de Jacques Louis David; o, de un bien abastecido mercado de verduras; todo ello impreso con tinta verde; o, de color castaño. Se han hecho esta pregunta: ¿Porqué una cosa de nulo valor intrínseco, es tan evidentemente deseable?
En contraste, con un conjunto similar de fibras, recortado del periódico de ayer. ¿Qué es lo que le da el poder de adquirir bienes; contratar servicios, inducir a la codicia, fomentar la avaricia, e incitar al crimen? Aquí hay algo de magia; indudablemente, se requiere alguna explicación metafísica; o. extraterrestre de su valor. Ya, hemos observado, la fama y las tendencias sacerdotales, de las personas que hacen una profesión de su conocimiento del “dinero”. Esto, se debe, en parte, a que se cree que estas personas, saben por que tiene valor, un trozo insignificante de papel. Pero la explicación, es absolutamente profana. Ninguna magia interviene en ella.
Lo ingenioso, de los “asignados”; estaba, en los bienes, por los que podían cambiarse y que por su rareza, les daban valor. No se trataba de “oro” o, de “plata”; que no estaban disponibles, en la cantidad adecuada; pues aquellos contra los cuales, se hacia la revolución; habían sido escondidos; o, enviados; o, llevados al extranjero. El bien que garantizaba y limitaba los asignados, era la “tierra”; cosa que estaba al alcance de la “Revolución”; a la que en gran parte se debía esta. La “tierra” (la mayor parte - ⅕ - en manos de la iglesia y la aristocracia), no podía ocultarse. Y ni siquiera el emigrado… más ingenioso, podía llevarla consigo. Era, también, algo, cuya cantidad total, no podía aumentarse. Por esta razón, era algo, que los que habían permanecido en Francia… apreciaban tanto como el “oro”.


EL RETORNO IV-1
Por: ALBERTO GALINDO Jr.
Marzo de 2010
Serie de escritos, inspirados en las “notas al margen”; hechas por mí (durante más de 50 años); en libretas y aún, en la solapas de los libros de mi biblioteca. Que hoy a través de la: ”Blogger”; quiero, compartir con Uds., mientras, tenga alientos de hacerlo.
Dedicatoria:
A mis nietos.
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Prefacio:
Con la esperanza, de reversar los sentimientos “Bíblicos” del Apocalipsis; específicamente: el aparte, en el cual dice que, volveremos a un “mundo muevo”, y a un “cielo nuevo”; donde, el dolor y la muerte hayan desaparecido. Es do, vamos trabajando, recopilando datos, que nos permitan (científicamente) ir reconstruyendo, mentalmente, un mundo, que ya fue (- “El Edén” - en el espacio-tiempo); y que, indudablemente, volverá a ser; mucho antes de que sea “destruido” – y/o,” transformado” - por su Creador. Pues, Él (a quién, solo tenemos que creer) no va a destruir algo, que hizo con sumo amor. Mucho menos, al vencer a Satanás, su verdadero enemigo. Es así, como con el estudio de la “Historia”… se nos llega la idea, de que ésta, por ser a su vez: cíclica; se repita; pero, ahora, corrigiendo errores, y purificando éticamente las costumbres. A. G.
Sabemos, que el “Apocalipsis”, es historia; pero, también es profecía… escrita como historia… pues la historia revela verdades y se repite, con una frecuencia delatadora; por lo cual… siempre habrá “guerras”, entre los adoradores de la carne y los del espíritu, y solo Dios sabe, hasta cuando. Pero “La Tierra”, será “regenerada”, por mil millones de años, entre tanto, el hombre vivirá un tiempo en la ionósfera, situación ya vivida, por sus antepasados. Que combinaron, historias antiguas, con nuevas; en analogías inspiradoras, para reforzar, lo que deban pensar del futuro. Luego, la primera tarea de la “historia científica”… es convertirse, en netamente científica; y luego someter las hipótesis, a diferentes contradicciones objetivas; que nos permitan, no confundir más, la ilustración con la evidencia. Más hoy cuando los principales “sistemas económicos”; se encuentran a punto de colapsar. A. G.


Es hipotético, pero es verdad, pues todo se debe, a la dimensión en la que nuestro espíritu vagabundo, se encuentre, en el vasto universo; que concibe la historia cíclica, por medio de “analogías”; para luego, posibilitar y valorar los estados: pasado, presente y futuro. Y luego, primero que todo convertirla en científica; y someter la hipótesis resultante, a diferentes contradicciones objetivas; pero, evitando tantos y tantos barullos, como: confundir ilustración con evidencia. Para hacer de nuestros descubrimientos, un bien de todos y con todos compartirlos, dejando el cruel egoísmo, para seres, aún no desarrollados. A. G.

“EL DINERO”

Por: John Kennth.
Ed. Orbis. (1983)
(Tomado en paráfrasis.)

Introducción:
Así se diga, que es una “utopía”, pensar, que los pobres, por ser pobres, sean ayudados (económicamente) por los ricos, por ser ricos; esto, con el fin de que (por diferentes factores) no ocurra un colapso, que puede ser el final. A que ocurra esto, muy pronto; le estamos apostando. Así veremos como el engranaje económico… si funciona, ya sin sobresaltos y casi que por la eternidad. O, por lo menos, durante la existencia de la humanidad; la cual, también podría llegar a ser eterna. En lo que se denomina: “La Nueva Jerusalén”. A. G.
Así que finalmente, estudiemos juiciosamente las diferentes historias; con el fin de concatenarlas; y creo, que entonces… (como diría mi padre) llegaremos muy lejos, sino, materialmente; por lo menos si, espiritualmente. A. G.
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Monedas y tesoros.
El dinero, es una “conveniencia” muy antigua; pero, la idea de que es un objeto digno de confianza, y que puede aceptarse sin examinarlo; o, ponerlo en tela de juicio, es en todos los aspectos, una cosa muy ocasional. Durante cuatro mil años, hubo acuerdo, para utilizarlo, para los intercambios comerciales. Igual, intervinieron uno o, más metales, entre (tres) que fueron los más corrientes: Oro; Plata y Cobre. Si bien la plata y el oro, se emplearon también, durante un tiempo (con diferentes aleaciones); y durante aquellos largos años, la plata, representó un papel predominante; y solo en breves períodos lo hizo el oro (en transacciones especiales.) Sin embargo el cobre y hasta el hierro, en breves períodos fue un elemento de canje. Mucho más tarde, se utilizó el ganado; el tabaco; el whisky; y las piedras preciosas; las joyas y las obras de arte (en transacciones muy especiales.) Pero, resulta que el metal, era algo engorroso de manejar; al igual que los elementos mencionados. Entonces, se comenzó a realizar la acuñación de monedas; con un peso (patrón) determinado, y la efigie del tirano de turno, estampada en una de sus caras (en la otra, el valor correspondiente, representado en su peso; y los miligramos de su aleación, impreso en la moneda correspondiente.)
Pasando rápidamente, por lo que influyó en esto, la “conquista de América”; no sobra agregar, que ello, fue motivo de “inflación y endeudamiento”, para los Países que la realizaron. Pues, dedicaron gran parte de los recursos obtenidos de América, para costear, sus constantes guerras; tanto internas, como externas.
En contraste, con lo expuesto, en el transcurso de la historia, el desarrollo del “sistema monetario”, reveló, un continuo envilecimiento. Y con el tiempo, la tendencia, fue de convertir el “patrón” monetario del oro y la plata, en el “patrón” cobre; más tarde, el porcentaje de las aleaciones bajó considerablemente, lo cual ocasionó graves problemas. Hasta que, mucho después, se inventó la banca, y con ella, el papel moneda. Lo cual, de por sí, ya imprime un sabor “capitalista”.

LOS BANCOS INTERNACIONALES.
Son tres los progenitores del dinero (de papel): Las “casas de moneda”, las “secretarías del tesoro”; o. ministerios de hacienda; y los bancos. Que si, de pronto, se quiera dar un tinte étnico al asunto, se asegura que fue en Italia, el País precursor, más exactamente… Venecia y Génova. Pero, el proceso de la creación del “dinero”, por parte de los Bancos, fue muy simple; y tratándose de algo tan importante, al parecer es un misterio. Resulta que los depósitos en el Banco de Amsterdan, estaban sujetos a las transferencias a otros Bancos, para la liquidación de cuentas. Lo cual había sido una facilidad ofrecida por ellos. La moneda en depósito, no servía como dinero, para estos menesteres económicos, por el hecho de estar sujeto a transferencia, por el rasgo (acuerdo) de una pluma primitiva.
Resulta que el depósito original, seguía siendo acreditado por el depositante primitivo. Pero, ahora, había un nuevo depósito; producido por los réditos del préstamo. Ambos depósitos, producidos, podían ser empleados para hacer pagos, con “dinero”. De este modo, se había creado el “dinero”. Y el descubrimiento, de que los Bancos, podían de este modo crear dinero, produjo muy pronto, la evolución de la Banca. Había interés en ganar. Y con, la perspectiva de esta recompensa, el hombre tiene un instinto natural de motivación e innovación; palabras claves del Capitalismo. Finalmente, había la posibilidad alternativa; la de los “billetes” de Banco, que había de ser maravillosamente explotada, en la futura República Americana. Consistía en dar al prestatario, no un depósito, sino, un “billete”, convertible en dinero efectivo; colocado en el Banco, gracias al primitivo y sedentario depósito. Con este billete, el préstamo, podía hacer su pago correspondiente. Y el receptor de este pago, en vez de convertir el billete en dinero, podía emplearlo para sus propios pagos; y así sucesivamente.
Pero, el valor o, el poder adquisitivo del dinero, depende en primer lugar, de la demanda y de la oferta… La oferta, de dinero… es todo el dinero en circulación, en un momento dado; la demanda de dinero… consiste una vez más, en todos los artículos ofrecidos en venta. Esta explicación, era plenamente adecuada en su época. Y dice… de lo que podían hacer los Bancos con el dinero. Con un depósito original, en dinero efectivo, podían hacerse préstamos. De ello, resultan nuevos billetes o, nuevos depósitos utilizables como dinero. Al permanecer la oferta de artículos, subirán los precios, y el dinero valdría menos; si los bancos eran codiciosos, competitivos o, ambas cosas a la vez; y los préstamos, se nos mostraban adecuadamente eufóricos, la expansión de los préstamos con los intereses resultantes; en consecuencia, los depósitos; o, billetes, podía ser muy grande. Y también podía serlo, el aumento de los precios y la disminución del valor; o, poder adquisitivo del dinero.
Inicialmente, los billetes, eran muy aceptables, no solo para el pago de los impuestos, sino, para todos los fines, Esto se debió a que el célebre financiero: John Law, además de declarar, que cualquier banquero que no tuviese una reserva suficiente en monedas de oro, para rescatar su papel, merecía la muerte; y prometió el reembolso, en moneda del peso del metal que contenía, en la fecha de emisión de papel. Los Reyes de Francia, por ejemplo, siguiendo una antigua práctica, habían estado reduciendo continuamente, el peso del metal, en las monedas francesas, esperando, con ello, que una cantidad menor de oro; o, de plata, conseguiría lo mismo, que una cantidad mayor. Por consiguiente, pareció que Law, ofrecía una garantía, contra la malversación legal. Durante un tiempo, los billetes de Law, tuvieron un precio mayor, que las monedas del mismo valor nominal.
Durante algún tiempo, casi nadie advirtió que el gobierno de Francia, era una inversión, todavía, menos atractiva; que en las ciénagas de Luisiana; o, que era aquel y no éstas, el objeto de las inversiones. Law, cuyo apellido, se convirtió en francés… en el más eufórico… de Lass; era ahora, el hombre más considerado de toda Francia. Convencido, como ocurre, invariablemente… con todos los genios; por sus propias observaciones, volvió su atención, a otras reformas económicas y sociales; la mayoría de ellas sumamente delicadas. Pidió entonces que las tierras baldías del clero, se entregaran a los campesinos; que se aboliesen los peajes; que se redujesen los impuestos y que se eliminase las restricciones en el comercio de granos.
Más tarde, Law, tomó otra medida mucho más enérgica; valiéndose de su nuevo cargo oficial; prohibió la tenencia de oro y plata; salvo en pequeñas cantidades y extendió esta prohibición a las joyas. Se ofreció una comisión a los confidentes que informasen la existencia de tesoros ocultos. Mientras tanto, en la “Banque Royale” de Paris, se acumulaba un número creciente de personas que no querían garantías o, billetes, sino, el dinero constante y sonante; un día de Julio de 1920; la afluencia fue tan grande, que quince personas, murieron asfixiadas. Al menos así se dijo.

EL BANCO.
El “milagro”, de la creación de dinero, por un Banco; según lo demostró John Law (1719); podía estimular a la industria y al comercio; y dar a casi todo el mundo, una agradable sensación de bienestar. Los parisienses, nunca se habían sentido más prósperos, que en aquel año maravilloso. Y como también lo demostró Law; el último resultado, podía ser un terrible ajuste de cuentas. He aquí, escuetamente, el problema que tendría ocupados a los hombres de genio; o. de ambición financiera; durante, los dos Siglos siguientes; ¿Cómo, lograr la maravilla, sin el ajuste de cuentas?
Así, Thomas Jefferson, que aceptaba a los “Bancos”, con fines de depósito, se oponía firmemente a que emitieran “billetes”. Escribiendo a John Taylor, (1816); declaró que los establecimientos bancarios, eran más de temer, que los mismos ejércitos, en pié de guerra. John Adams, sostenía que cada “billete de banco”, emitido con exceso, sobre la cantidad de “oro y de plata” que se guardaba, en las acorazadas “cámaras de seguridad”; «no representaban nada, y es por consiguiente, una estafa, que se hace a alguien». Pero, por encima de estas austeras opiniones; estaba, la circunstancia del poder avasallador ya mencionado: el “oro y la plata”, depositados en el “Banco”, podían ser prestados, con “intereses” y los prestatarios, podían pagar el “interés”; con lo que ganaban, gracias al préstamo; que así, se podía prestar, más de lo que estaba en depósito – dada la improbabilidad, de que todos los depositantes, acudiesen simultáneamente, a re-cobrar, su dinero en metálico - ; se podía atender a más prestatarios, y ganar más “intereses”. El atractivo intrínseco, de esta recompensa; y el consiguiente aumento de bienestar de la comunidad, dieron origen, a una presión abrumadora, en el sentido de conceder los préstamos que aumentaban los “billetes” existentes; y, los depósitos en cantidad muy superior a la de “oro y plata”, guardados, en las cámaras fuertes. Además, estaban las “garantías” exigidas por el “prestamista”, que de esta forma, no perdía; y si ganaba mucho, en el caso de que el prestatario, no pudiese pagar a tiempo.
Después, de ocurrir varias anomalías graves, se hicieron varias “reformas” de consideración. Como, en el futuro, prestar con cautela y asistir económicamente, todos los Bancos del planeta, a la “institución bancaria” afectada. Luego, el instrumento explorador de las reformas, fue el “Banco de Inglaterra”. De todas las instituciones relacionadas con la economía, ninguna ha gozado de tan alto y prolongado prestigio. Es en todos los aspectos, en relación al dinero, lo que San Pedro, lo es, para la Fe. Y su fama está, bien merecida, pues, la mayor parte del arte, así como del misterio, asociadas con el manejo del “dinero”, tuvieron su “origen” en él. No obstante, otros “Bancos Centrales”; se han enorgullecido al imitar fielmente al “Banco de Inglaterra”; o, de introducir, en sus métodos, pequeñas variaciones; que eran tenidas como pruebas de originalidad de ingenio; o, de cultura. En tiempos recientes, la “Banca Central; se convirtió en una profesión muy refinada (exigente, con sus integrantes); pero común. Por lo tanto, los Gobiernos, “atan”, muy corto, a sus “Bancos Centrales”; tal es el caso, entre otros muchos, del “Sistema de Reserva General”, de los E. U., que goza de la misma liturgia; pero, no de la misma realidad de independencia; la mayoría de sus funciones, son desde hace tiempo, “rutinarias”.
Después de altos y bajos de la “Banca Internacional”; sufridos en su propio pellejo, los “Bancos”; supieron superarlos, inclusive en ocasiones de tremendo impacto; como cuando se les exigió el reembolso masivo del “oro” que naturalmente, ya no tenían en su totalidad. Igualmente, cuando se convirtió en “Emisor”; con el fin de poder atender las necesidades del Gobierno, generalmente por motivos de “guerra”. Como consecuencia, directa, se depreciaba el papel moneda (y el oro subía.) Sin embargo era lo mejor que se podía tener (para evitar altas fluctuaciones de precios del metal) como respaldo económico de una Nación o, conjunto de ellas.
Pero, lo más peligroso de todo… sería la “Democracia”. “El Banco de Inglaterra”; era el instrumento de la “clase dominante”. Entre los poderes que el banco obtenía… de esa “clase dominante”; estaba , el de infligir privaciones. Podía, bajar los precios y los salarios; y aumentar el desempleo. Eran los correctivos que se aplicaban, cuando se perdía “oro”; cuando la euforia, era excesiva. – En la paz y en la guerra. – Pocos – o, nadie – previeron que los “obreros” y los “campesinos”; tendrían, un día… un poder… que haría que los gobiernos, no estuviesen dispuestos a imponer aquellas privaciones; aunque, la causa fuese tan justa; como la defensa de la moneda.
Sin embargo, pronto se vio que los intereses de los “ricos”; podían diferir de los demás, en estas materias. En 1810; se observó que:
«La depreciación, del dinero en circulación, ha sido más perjudicial para los hombres adinerados… puede sentarse como principio de aplicación universal; que cada hombre, se ve perjudicado o, beneficiado por la variación, del valor del dinero circulante; en la proporción, en que su propiedad, consista en dinero; o, en que las demandas fijas, que él pueda hacer a los demás.»
En los cambios; los campesinos, salían beneficiados:
«El campesino, se beneficia más que cualquier otra clase de la comunidad, de la depreciación del dinero, y sufre perjuicio con el aumento de su valor.»
En Inglaterra, el triunfo de la clase adinerada, fue total; o, poco menos. En cambio, en E. U., estuvo sometida al desafío más violento. En una o, en otra forma, este desafío, había de dominar la política americana; durante, el primer Siglo y medio de la República. Sólo, la política, sobre la “esclavitud”; dividiría a los hombres, más cruelmente que la política del dinero.

PAPEL MONEDA.
Si la historia de la “Banca Comercial”; es obra de los italianos; y la de la “Banca Central”, de los ingleses; la del “Papel Moneda”, emitido por el Gobierno; corresponde a los E. U. Entonces, el papel de los bancos, y el papel de los gobiernos, tiene muchas cosas en común. Los “billetes”, prestados por un banco, conservan su paridad total de poder adquisitivo, con el “oro o, plata”, cuya tenencia, prometen; con tal de que puedan ser cambiados por el metal. Siguen conservando esta paridad, aunque los “billetes” en circulación, superen sustancialmente, el valor “nominal” al metal disponible para su redención. Lo único, que importa, es que la insuficiencia del metal que los garantiza, no se ponga de manifiesto por la terrible exigencia de todos; o, demasiados titulares que lo reclamen simultáneamente.
Además, según demostró la experiencia inglesa, durante las “guerras napoleónicas”; los “billetes de banco”, no pierden, forzosamente, todo o. gran parte de su valor en “oro o, en plata”. Los factores decisivos son a primera vista, la cantidad prestada; en relación con el estado general del comercio – más concretamente, el volumen de bienes y servicios, susceptibles de ser comparados - ; y la perspectiva, de una futura redención. Después, del tratado de Gante; y de la victoria (británica y sus aliados) en Waterloo; pareció improbable, que el gobierno británico, siguiera presionando, por mucho tiempo, al Banco, con la petición de préstamos; y de los billetes resultantes. Y, pareció, probable, que las recomendaciones del “Bullion Committeé”, para la plena convertibilidad, se instrumentarían más pronto; o más tarde. Por consiguiente, los billetes del “Banco de Inglaterra”, aumentaron gradualmente, su poder adquisitivo, en relación con el “oro”. Esto ofreció un marcado contraste, con la tendencia contraria, del mucho más abundante e infinitamente menos prometedor, papel de la “Banque Royale”, un Siglo antes.

Muchos Países o, Comunidades, tenían “oro”, o bien “plata”, en relativa abundancia, sin poseer minas. Venecia, Génova, no las tenían. (Ni las tienen hoy en día, Hong Kong o, Singapur.) Si los “colonos”, tenían que pagar en efectivo, en metálico, lo que compraban; Gran Bretaña. también tenía productos: tabaco, cuero, barcos, y servicios de navegación, a cambio de los cuales, habrían estado dispuestos los mercaderes británicos – y podían hacerlo – a gastar “oro y plata”. Era muchos más probable, que la escasez de dinero en “metálico”, en las “Colonias”; fuese otra manifestación de la “Ley” de Gresham. Desde el principio, los “Colonos” hicieron experimentos con sustitutos del metal. Como estos sustitutos, eran menos apreciados que el “oro” o, que la “plata”, los pasaban a otros; y de este modo, los mantenían en circulación. El “oro” y la “plata”, eran atesorados por quienes los recibían o, destinados a compras, como las que se hacían en la “madre patria”, en las que no se aceptaban los sustitutos.
En efecto, los indios eran los “banqueros centrales” del sistema monetario “Wampam”; y las “pieles de castor”, eran la moneda de reserva, en que podían convertirse el – Wampam - . Esta convertibilidad mantenía el poder adquisitivo de las conchas. Con el transcurso del Siglo XVII; y la expansión de la colonización, los castores, se retiraron a bosques y riachuelos más remotos. Al hacerse las pieles inaccesibles, el “wampam”, dejó de ser convertible y como era de esperar, perdió su valor adquisitivo. Pronto dejó de circular, salvo como “moneda” de poco valor. El “patrón oro”, según los cálculo más favorables, duró desde 1971; considerando, todo el lapso de la historia americana; el tabaco, aunque más confinado en el aspecto regional, tuvo un curso dos veces más largo que el “oro”.
Inicialmente, el “tabaco”, pasaba de “mano en mano”, como los “billetes”, y las “monedas”. A parte, de ser un poco frágil, tenía otras características muy importantes. Como medio de cambio, que se cultivaba, en vez de extraerse de las minas; fundirse o, acuñarse; su provisión no dependía de la suerte, de la organización o, de la autoridad estatal; sino, de la voluntad individual. Y se prestaba, de un modo excepcional, a perder en calidad. Ambas características del “tabaco”, eran enérgicamente explotadas. Desde, los primeros días de las “colonias” de Virginia y Maryland, los gobiernos coloniales, se preocuparon de limitar la producción de “tabaco”, para mantener así, su poder adquisitivo.
El precio del “tabaco” (en moneda británica) era un paripassu; “el tipo de cambio”, entre la moneda, de Virginia y Mariland; y la “Libra Esterlina” (£): Cuando el precio del tabaco, era de (10) peniques por libra de tabaco. (Este era el tipo de cambio); es decir, la libra de tabaco, valía 10 peniques; y si el precio del tabaco bajaba a (5) peniques; el tipo de cambo era de (5) peniques por una libra de tabaco (de Virginia y Mariland.) De esta manera, había una sencilla y auténtica acomodación, entre el nivel del precio y el tipo de cambio. Fue una primitiva y excepcionalmente elegante… solución al tipo de cambio flotante… y por los cognoscitivos en “flotación”. Pero, como, una libra de tabaco (malo); seguía siendo de una libra de tabaco, que era de ínfima calidad; si podía hacerse a un coste bajo. Esto hizo que la “Ley” de “Gresham”; operase con una fuerza excepcional, sobre el producto resultante. Nadie pagaba en buen tabaco, si podía hacerlo… con recortes; hebra o, con hojas de tendencia sofocante. Ahora, bien, el empleo del Whisky y del Brandy… como dinero… representó un significativo y sumamente elocuente, consejo, repetido a lo largo de la historia americana; de no beberse (ni fumarse) su propia fortuna. Pero ninguno de estos sustitutos, tuvo importancia, en comparación con el lógico: “papel moneda”: ¿Pero, y si volvemos, a esa época; la de la “Ley del Trueque”?
La primera emisión de “papel moneda”; fue realizada por la Colonia de La Bahía de Massachussetts… en 1690. Esta emisión… ha sido calificada, como «no sólo, el origen del “papel “moneda” en América; sino también, en el Imperio Británico; y en casi todo el mundo cristiano». Como se ha observado, fue ocasionada (la emisión) principalmente por la guerra. En 1690; Sir William Phips – hombre cuya propia fortuna y posición, se debían al “oro” y a la “plata”, recuperados… de una Galeón Español, naufragado… cerca e la costa, de lo que es ahora, Haití y la República Dominicana – mandó Phips, una expedición de tropas irregulares de Massachussets, contra Quebec. Hasta se utilizó el “Naidé-moneda”… en cuyas cartas se escribía el valor (certificado) de las deudas.
Como el “oro” y la “plata”; servían principalmente para pagar impuestos; y además… aquellos “billetes”, eran convertibles en dichos metales; se les dio curso legal, para cancelar impuestos. Durante los (20) años siguientes, los “billetes” circularon al lado del “oro” y la “plata”, de denominación equivalente. Y como los “billetes” y el “metal” eran intercambiables; no hubo depreciación. Sin embargo, los colonos pensaron inestimablemente, que los “billetes” no eran un recurso temporal y esporádico; sino, una alternativa general, para el pago de los impuestos. Se emitían más cuando la ocasión parecía exigirlo y la prometida redención, se aplazaba reiteradamente. Entonces, empezaron a subir los precios especificados en los “billetes” y por consiguiente, subió el precio del “oro” y de la “plata”, A mediados del Siglo XVIII; la cantidad de “oro” o, de ”plata”, por la que podía cambiarse un “billete”; era solamente, una décima parte de lo que había sido (50) años atrás. En definitiva, los “billetes”, fueron redimidos a razón de unos pocos ”chelines”, por libra; tomándolos del “oro”, enviado como contribución colonial a la guerra de la Reina Ana.
Ahora… siempre se ha enseñado, que Benjamín Franklin, fue el profeta del desarrollo; y el exponente… del experimento científico. Pero, raras veces, se ha dicho, que él abogó, por el empleo de la “prensa”, para algo que no fuese, la difusión del conocimiento. Los “experimentos” monetarios coloniales, no despertaron admiración, en las madre patria. Eran prueba, de las abandonadas tendencias de los Colonos. Por consiguiente, en 1751; el Parlamento, prohibió la emisión de más “papel moneda”, en Nueva Inglaterra. Y (30) años más tarde, extendió la prohibición a las demás Colonias. Se hizo, una torpe excepción, a favor del “papel moneda”, emitido para los fines del Rey; es decir para la guerra. Entonces… hubo fuertes protestas en las Colonias. En 1766; franklin, planteó personalmente, el caso del “papel moneda”, ante la Cámara de los Comunes. Fue un esfuerzo elocuente, pero no produjo efecto. La prohibición, se convirtió en una grave fuente de tensiones, entre Gran Bretaña y las Colonias. Esto, ha sido menos comentado de lo que se merecía, pues muchos historiadores famosos, creyentes, que en esto, el “Parlamento”, tenía toda la razón.
La historia del dinero, revela dos tendencias muy seguras. Cuando se ha experimentado una inflación reciente, la gente quiere precios estables; y, después de una larga experiencia en precios estables; se vuelve indiferente, al riesgo de la inflación. Y en conjunto, las comunidades viejas, se muestran menos inclinadas, que las nuevas, al experimento monetario. En el medio Siglo, que precedió a la Independencia, ambos factores funcionaron en la Colonias. Pero, la inflación de la primera mitad del Siglo XVIII; en Nueva Inglaterra, condujo, en la segunda mitad del Siglo XVIII a un creciente, aunque no decisivo, interés en el dinero dotado de un poder adquisitivo, relativamente seguro y estable. Y como Londres, había mirado antaño con horror las tendencias monetarias de Boston; así Boston, llegaría, con el tiempo, a mirar con una parecida repugnancia, a la aparente irresponsabilidad de Kentucky, Tennessy y Ohio.

INSTRUMENTO DE REVOLUCION.
Con la independencia, la prohibición del “papel moneda”; por el Parlamento, se volvió, inoperante. Y aunque las Colonias, hubiesen debido inclinarse por un dinero más sólido, no había una alternativa que oponer al papel del Gobierno; pues, no puede decirse que fuese una alternativa, lo que era acepado de muy mala gana. Antes de que se reuniera el primer Congreso Continental; algunas Colonias incluida Massachusetts; habían autorizado emisiones de “billetes”, para pagar las operaciones militares. Uno de sus primeros actos, fue autorizar una emisión de “billetes”. Después, más Estados, autorizaron más “billetes”. Con éstos, se financió la Revolución Americana. Entre Junio y Noviembre de 1779, hubo (42) emisiones de dinero; por el Congreso Continental; por un valor total de 241’600.000 dólares. En los mismos años, los Estados, emitieron otros 209’500.000 dólares.
En crédito doméstico, prestado en su mayor parte, con “billetes” que se acaba de mencionar; produjo menos de 100’000.000 de dólares. Reflejando el conocido disgusto por este engorro; la tributación era insignificante. Los impuestos recaudados, a consecuencia de órdenes militares en los Estados, produjeron solamente, unos pocos millones de dólares.
Junto a la campaña de la “Libertad”, habría que reservar un sitio a una linda reproducción de un “Billete Continental”. Esta idea, no atrajo a los historiadores posteriores, como en el caso del papel colonial; los historiadores influyentes, eran hombres, para los cuales, el dinero contante y sonante; y el patrón “oro”; eran cuestiones, no de economía, sino, de moral. Las necesidades apremiantes del nuevo país, no podían prevalecer sobre lo que era justo. No, se podía permitir que la gravedad; o, una visión ecléctica del problema, con el que se enfrentaba el “nuevo gobierno”; correspondiese o, desorientase a los ulteriores eruditos; o, políticos.
La experiencia monetaria del “Congreso Continental”, «proporcionó un ejemplo típico, a casi todos los escritores, sobre temas de dinero, ninguna crítica, ha sido demasiado severa». El profesor Bullock, llegó a la conclusión de que «la oposición que encontró el movimiento revolucionario, en muchas de las personas más inteligentes y respetables de América»; de una enérgica y honrada reacción a su miedo, plenamente justificado por los acontecimientos, a un empleo desenfrenado del “Papel Moneda”.
Tal vez, para evitar este abuso, habría valido la pena, aguantar a los Ingleses. No todos los especialistas posteriores, han cedido en aquella actitud. Un libro de texto de: “Historia, de la Economía”; muy leído, después de la “Segunda Guerra Mundial”; confiesa, que «a veces, se arguye que dados, la debilidad del Gobierno Continental; y el odio del pueblo, contra los impuestos; el “Papel Moneda”, era el mejor recurso disponible; y, por consiguiente, insignificante». Pero, el autor replica: «Aceptar, este razonamiento, es adoptar una actitud fatalista, ante los problemas económicos y subversivos, del proceso social».
Pero, en la mente de algunos conservadores de la época, debía de haber también, una idea persistente, del singular servicio, que el “Papel Moneda”, había prestado a la “Revolución Americana”; había sido financiada, de esta manera. También, lo había sido, la erupción, socialmente, mucho más terapéutica de Francia. Si los ciudadanos franceses hubiesen tenido que efectuar dentro de los cánones de las finanzas convencionales, no habrían podido, a semejanza de los Americanos, actuar en absoluto. Si el papel, había servido anteriormente, a los “Revolucionarios”, ¿por qué, no podía volver a hacerlo, como la hará en Rusia, después de 1917; y en China, después de la Segunda Guerra Mundial.
Y, es posible, que esto, nos dé también, la explicación, de porqué la función revolucionaria del “Papel Moneda”; es tan poco celebrada. La “Revolución Americana”, adquiriría una gran respetabilidad, inmediatamente, como lo hiciera, más a la larga, la “Revolución Francesa”. Los libros de texto, explicarán sus maravillas (y sus errores) a los escolares; pero, había que trazar una línea. Ni por decencia, ni por seguridad, se podía aceptar, que algo “tan maravilloso”, se hubiese conseguido, gracias a una cosa tan discutible, como los “Billetes Continentales” de la “Revolución Americana”, o los asignados de la “Revolución Francesa”.
En “economía”, son muy pocas las cosas, que apelan a lo “sobre natural”. Pero, muchos, han sido tentados, por el fenómeno. Al contemplar un “trozo rectangular” de papel; con frecuencia, de calidad indiferente; con un dibujo clásico de Pedro Pablo Rubens; o, de Jacques Louis David; o, de un bien abastecido mercado de verduras; todo ello impreso con tinta verde; o, de color castaño. Se han hecho esta pregunta: ¿Porqué una cosa de nulo valor intrínseco, es tan evidentemente deseable?
En contraste, con un conjunto similar de fibras, recortado del periódico de ayer. ¿Qué es lo que le da el poder de adquirir bienes; contratar servicios, inducir a la codicia, fomentar la avaricia, e incitar al crimen? Aquí hay algo de magia; indudablemente, se requiere alguna explicación metafísica; o. extraterrestre de su valor. Ya, hemos observado, la fama y las tendencias sacerdotales, de las personas que hacen una profesión de su conocimiento del “dinero”. Esto, se debe, en parte, a que se cree que estas personas, saben por que tiene valor, un trozo insignificante de papel. Pero la explicación, es absolutamente profana. Ninguna magia interviene en ella.
Lo ingenioso, de los “asignados”; estaba, en los bienes, por los que podían cambiarse y que por su rareza, les daban valor. No se trataba de “oro” o, de “plata”; que no estaban disponibles, en la cantidad adecuada; pues aquellos contra los cuales, se hacia la revolución; habían sido escondidos; o, enviados; o, llevados al extranjero. El bien que garantizaba y limitaba los asignados, era la “tierra”; cosa que estaba al alcance de la “Revolución”; a la que en gran parte se debía esta. La “tierra” (la mayor parte - ⅕ - en manos de la iglesia y la aristocracia), no podía ocultarse. Y ni siquiera el emigrado… más ingenioso, podía llevarla consigo. Era, también, algo, cuya cantidad total, no podía aumentarse. Por esta razón, era algo, que los que habían permanecido en Francia… apreciaban tanto como el “oro”.

EL RETORNO IV-3
(A mis hijos.)
Nota:
“Viajaremos… dentro de las grades dimensiones del tiempo; sin los misterios y tapujos, dados por la ética. Primará, solo el “amor”, en el espacio –tiempo; de ahí, que aquí, el pasado no exista; y que, solo nos asista el presente; y, el futuro; o sea, lo que está ocurriendo, y lo que aún no ha ocurrido; pues, en esto, algo depende de nosotros. Lo que fue… solo fue. Así, la historia… es solo eso… historia (muchas veces, comprada y pagada); mas no siendo ésta, el todo… que sí lo es Dios… y sus grandes; y, “sagrados mandatos divinos” (creo… yo… locuaz y filantrópicamente): del Judaísmo, Cristianismo, e Islamismo (final, social, y humanamente reunidos; más para bien, que para mal; y, con eterna utopía; pero con la tenacidad de mi espíritu; y, del amor, al recuerdo de mi padre.)
Además, en esto del tiempo, se debe establecer: si es “geológico” o, si es “solar”; ya que el uno es notable, en millones de años; y el otro, comprende los días solares de 24 horas c/u. Tanto, que por ejemplo: los “campos magnéticos” de los planetas térreos de nuestro “Sistema Solar” (fuera de “La Tierra”, que se esta debilitando); ya prácticamente no existen (de ahí que estén como muertos); y ni siquiera lo hemos notado. Pero, el tiempo, en días y en años, inclusive, nos permite acordamos de nuestra niñez.
Luego… veremos, como se castigará a los “idólatras” (posiblemente, según Newton: en Diciembre del año 2040; de la “era moderna”); y cómo se premiará (con la inmortalidad) a los verdaderos monoteístas; y además, curiosamente, presenciaremos, como, en una gigantesca “novela” (en donde los protagonistas, son los “Estados”); lo que pudo haber sido y no fue… y lo que fue… y pudo no haber sido; que, aunque parezca redundante… no lo es, dentro de las ínter-dimensiones; que solo los “seres de luz”… pueden ver, asombrados y con horror, pero sobre todo… con “amor”. Y que, no sobra decirlo; es el estado, al cual, finalmente, poco a poco “retornaremos” (de ahí, el nombre, de esta serie de escritos-resumen.)
Ahora, demos paso, a continuar con el estudio (somero) de una de las grandes ciencias de la humanidad: la “económica”; con el objeto de establecer las “bases financieras”, del gran “retorno”; a que la humanidad llegará (si no se auto-aniquila antes.) Pues, es sabido, que ya no hay un camino que recorrer, tanto filosófica… como económicamente… entonces, la humanidad, tiene que volver al principio; como si no hubiera existido. Pues, tanto… se acostumbraron a malgastar… (los poderosos) que hoy cuando el colapso financiero nos abruma… todavía… los “banqueros y accionistas”… piden exorbitantes utilidades; como si no hubiese pasado nada (ya que, al fin de cuentas, es el pueblo, el que paga, con sus impuestos.) Veamos (en la parte final de este trabajo) como se desarrolló este exabrupto (en los E.U., potencia mundial, que irradia los conocimientos y las costumbres, a todos los países del orbe; y más en “economía”, como la ciencia enlazadora, del gran “Sistema Económico Mundial”); que hoy no deja otra salida, que la de volver… a empezar. Pues, sin duda, que (sobretodo… en Colombia y demás países centro y suramericanos) los poderosos oligarcas, los curas, los banqueros y los milicos, son sus verdaderos amos. De ahí, la importancia del ejercicio del “voto”, con pleno conocimiento y sabiduría; la cual, hoy puede depositarse: en profesores, matemáticos y sabios creyentes en Dios; que democráticamente elijamos, como suscritos, en íconos, del “Socialismo Cristiano”. Y los consagremos así; como, nuestros verdaderos… representantes; tal cual, lo soñaron: Sócrates, Platón y Aristóteles. A.G.

Prólogo:
Los grandes pánicos… financieros, como se ha observado, se hundían ante el pasado (sobre todo, en los “Bancos” pequeños, de los “Estados”); y el “dinero sólido”, que solo estaba en los “bancos grandes”. Entonces, solo el “nuevo país” y la frontera, tenían “Empresas”… relajadas, que atendían sus necesidades sin preocupaciones. Hasta que se evidenció… que los “grandes bancos”… de N.Y., podían (en el tiempo) verse afectados. Pues finalmente… estos sintieron la verdadera tensión, venida desde abajo… (los “bancos pequeños”.) Además la especulación, consecuente, se convirtió en un fenómeno nacional; tanto, en la frontera agrícola, como en la industrial. Conjuntamente, se empezó a desarrollar una nueva clase de “bancos”; que reflejaba fielmente la situación… fueron las “Compañías Fiduciarias Estatales” armadas con más y mejores “estatutos”; que, les otorgaban más flexibilidad financiera.
La historia llama a la nueva situación, el poder de la “conquista de nuevas tierras” ricas (en oro y en materia prima) y desarrolladas. Entonces, lo decisivo fue, tener propiedades en el “nuevo continente”. “Pero, ayer como hoy, la situación se tornó tétrica… y el beneficio tuvo que ser pagado con creses; tanto, que hoy… en algunas partes, no se ha acabado de cancelar”. A.G.


SISTEMA IMPECABLE.

Nota:
Viene… del “El Dinero”, de John Kenneth. Tomado en paráfrasis.

El sistema de “Reserva Federal”, fue tratado con suma reverencia por casi todos los economistas. La enseñanza que se dio a los jóvenes, sobre su sutileza, y sobre la bondad de las “instituciones” establecidas; tiene aquí, su más admirable y (en términos de efectos generales) su más eficaz exponente. Las “corporaciones”, tienen el defecto de su instinto monopolizador. Los “sindicatos” perturban el mercado; imponen restricciones al comercio; se resisten a la nueva tecnología y por ende, entorpecen el progreso y pueden caer victimas de los extorsionistas y los chantajistas. Así, las “agencias reguladoras” del Gobierno, son instrumentos visiblemente imperfectos, de la orientación económica. Pero, el “Sistema de Reserva Federal”, no escapa totalmente, a cualquier crítica; pues, contiene muchos errores; pero, éstos son (interesantes) errores de “juicio”.
Durante el “pánico” financiero de 1907; con una alarmante “epidemia” de quiebras de “Bancos”; el País, ya estaba harto de la “anarquía” de una “Banca Privada” inestable. Incluso, los menos avisados, se habrían dado cuenta, de que no se trataba de un conflicto con las circunstancias. Como respuesta a los grandes pánicos, el “sistema”, sin embargo, resultó muy defectuoso. Pues, a los seis años de la fundación del “sistema” (1920-1921); hubo un “pánico financiero”, muy fuerte; seguido (diez años después) por una correspondiente depresión, esta vez, la más fuerte en mucho tiempo; que empeoró muchas cosas, y contribuyó a financiar la especulación; y ayudó, a intensificar la siguiente contracción (tanto en 1920-1921; como en 1929); que tampoco tuvo mejor suerte, como antídoto, de tan alarmante “epidemia” (de quiebras de Bancos.) Pero, en los veinte años que siguieron… al fin de la anarquía… de la inestable “Banca Privada”; hubo no obstante, más de quince mil suspensiones.
Es de subrayar, que en la restricción de préstamos bancarios, como función básica del “Banco Central”, durante el “boom”; el papel del “prestamista”, fue su principal tarea… en última instancia… durante la siguiente “depresión”. Igualmente, es de anotar, que durante la “Gran Depresión”, no fue, precisamente, la “Reserva Federal”, sino, la «Reserva Federal Corporation», a la sazón, recién creada, la que desempeñó esta función.
En los años 30; se descubrió, que una oferta abundante de fondos a prestar por parte de los “Bancos”, no aseguraba su empleo. En consecuencia, el Gobierno, tuvo necesidad, no de permitir el “gasto”, sino, de asegurarlo. Para ello, él mismo, tomó dinero prestado; y lo gastó, mediante una política fiscal, opuesta a la política monetaria. Cuando, la “depresión”, era grave; y se vio que estaba fuera del alcance de la “Reserva Federal”. Por último, está la “inflación”. En 1963; para celebrar el “quincuagésimo aniversario”, de la fundación del “sistema”; el “Consejo de Dirección”, publicó ampliamente, un pequeño volumen, sobre sus objetivos principales, de fomentar el “desarrollo”, a altos niveles de empleo; con un “dólar estable”. Pero, en el decenio siguiente, se produjo la más grave inflación experimentada en tiempo de “paz”. El “Open Market Comitee”; que seguía considerándose, como el grupo más poderoso de ciudadanos privados de América; se reunió repetidas veces, para tratar el problema. La inflación continuó. Cuando esta se mitigaba, y el desempleo aumentaba terriblemente. “El poder, es según lo haga, el poder”.
En 1908; después del “pánico”; el Congreso, aprobó la “Ley” Aldrich-Vreeland. En años anteriores, cuando la gente asustada, había librado, en algunas ocasiones, “pagarés al portador”; para liquidar los saldos entre ellos, o, los de sus más confiados acreedores. De esta manera, los “Bancos”, habían podido conservar el “metálico”, para sus depositantes más exigentes. La nueva “legislación”, regulaba estos acuerdos. Se autorizaba a los “Bancos”, a unirse, para “emitir” una “moneda de emergencia”. Esto, podía hacerse, con la garantía de diversos “bonos y créditos comerciales”; en efecto, podían convertirse en “dinero”, sin ser vendidos. Una “tasa”, aseguraba la retirada de esta “moneda sustituta”; cuando había pasado la emergencia. Esta “Ley”, solo se invocó, una sola vez, al estallar la guerra en 1914; una disposición más importante de la “Ley”, creaba una “Comisión Monetaria Nacional”; para que estudiase un procedimiento permanente, para reducir al mínimo; o, “contrarrestar”, el efecto de “pánico”, y conseguir un “Sistema Monetario” estable.
El “estudio competitivo”, iniciado, poco después; fue presidido, por el “Representante”: Arsene Pujo, de Luisiana. La guía activa… corrió a cargo de Samuel Unterniver. Su objetivo, era examinar las operaciones del “trust” del dinero; el “poder en la sombra” (de N.Y.); que, con razón, se sospechaba que Nelson Aldrich ya quería fortalecer. El día del esplendor, para Pujo y Unterniver; fue el 18 de Diciembre de 1912; al comparecer a declarar como testigo en Washington, al (ahora) viejo… J. P. Morgan; quien conocía el valor de aferrarse a una simple idea, por inverosímil que esta fuese; y, mantenerse en ella. El “dinero” dijo: «no es la fuente del poder; este, permanece en el carácter».
Por otra parte, como, había que evitar la palabra “Banco”. En 1912; propuso una legislación… estableciendo la “Asociación de Reserva Nacional”; que junto con quince “asociaciones regionales”; guardarían las “reservas”; y los “depósitos”, de los “Bancos” participantes. Y éstos acudirían a ellas, para los “créditos”, e, incluso para que les ayudasen, en momentos de apuro financiero. Y todo, estaría bajo el estricto control de los “banqueros”, integrados en “Asociaciones”. Pero, a pesar de que era un concepto funesto; la oposición, aceptó la idea regional. Entonces se pudo excluir la ida de una autoridad central nacional; que poseyera “reservas”. También, podía mitigar el “control bancario”; de las “instituciones regionales” resultantes; bien, pudiesen llamarse… “Bancos”. Así, surgió la forma básica del “Sistema de Reserva Federal”. Sin embargo, la “legislación”, definitiva, no fue obra de Aldrich, y sus colegas “republicanos”; sino, de los “demócratas”. Tal vez, no podría ser de otra forma. Ningún rasgo de la política americana… y hasta cierto punto, de la “anglosajona”, es tan cierto, como la tendencia de los políticos, a convertirse; primero, en “cautivos”; y, después, en “agentes” de su propia oposición.
Por consiguiente, las iniciativas más importantes, no son tomadas por aquellos que al principio las defienden más. Los embargados por una idea, temen (demasiado) a sus contrarios. La acción, se produce, cuando la oposición acepta la necesidad; y desea, desarmar a los “primitivos promotores”. En los años sesentas; por ejemplo: los “demócratas” (liberales) de los E. U.; predicaron la “Paz”; y, la “amistad internacional”; pero, continuaron la “guerra fría”; y sumieron al País, en la guerra del Vietnam. Y lo hicieron, porque, temían que la “derecha”, les tildara de apaciguadores; y de pro-comunistas. Richard Nixson, poseedor de unas credenciales impecables, como partidario de la “guerra fría”; tratando de desarmar a sus contrarios, se retiró del Vietnam y buscó la Paz; o, un arreglo con Moscú y Pekín; desde cuando desbordó, a la oposición liberal.
Por entonces, la “idea regional”, había triunfado en realidad; y la verdadera autoridad residía, en los “Bancos”. Cada uno de éstos, tenía que ser gobernado por una “junta” de nueve directores; seis de los cuales, serían designados por los “Bancos” participantes; o, por sus miembros, aunque solo tres de ellos podían ser “banqueros”. Los demás, serían nombrados por Washington. La “Asociación Americana de Banqueros”, considerados, la prescripción de sus miembros; y, el visiblemente importante “papel” del Gobierno, en el “Sistema”, dijo: «Para, los que no creemos en el Socialismo, es muy difícil de aceptar».
Nota:
Pero, para allá vamos, aunque, alguien diría que esto, hace mucho tiempo llegó a los E. U. Claro que se trata de un “Socialismo”, totalmente democrático; no militarista, ni totalitario; y nunca, arropado, con un “comunismo” leninista y bolchevique. A.G.
Las disposiciones detalladas de la “Ley”; tal como fueron aprobadas, combinaban medidas relativamente rectas, con algunas espléndidas adiciones de ilógicas concesiones, al “ala agraria”, del viejo compromiso. Todos los “Bancos Nacionales”, tenían que pertenecer al “Sistema”; y los “Bancos Estatales”, de mínima importancia, podían adherirse a él. La cuota de los “Bancos Miembros”, como se les llamó en lo sucesivo… era del 6% de su capital; la mitad de esta cuota, sólo debía entregarse, cuando fuese exigida. Esta inversión constituía, a su vez, el capital del “Banco de Reserva Federal”, local. El rendimiento de este capital, era limitado. Desde el principio, quedó claro, que el “Sistema”, no debía ser probado por su capacidad de hacer dinero. Los bancos miembros, estaban obligados a tener un mínimo específico de reservas, contra sus depósitos y al menos, un tercio de estas reservas, tenía que guardarse, en depósito, en el “Banco de la Reserva”.
Las reservas, podían ser de “oro”; o, en certificados de “oro”, equivalente; emitidos por el “Tesoro”; a cambio del “oro” ingresado en la “Casa de la Moneda”; o adquirido de otra manera, por el Gobierno; o bien, podía consistir, en todo el barullo de dinero, a la sazón existente; “Certificados de plata” y billetes del “Tesoro”, designados, con el honroso apelativo de “Dinero Legal”. Y nunca se dijo, cual era el “dinero ilegal”; dejando aparte, los billetes falsificados. Naturalmente, todo el dinero legal, podía cambiarse por “oro”, en cualquier Banco; y en cualquier momento, con solo pedirlo. Las reservas de los “Bancos” miembros, se convirtieron en depósitos, en los “Bancos de la Reserva Federal”.
La primera ventaja de los “miembros”, era la posibilidad de pedir prestado, al “Banco de la Reserva”; por necesidad o, por conveniencia. La garantía de estos préstamos, era precisamente: las deudas, a corto plazo, generalmente: agrícolas, o, comerciales; llamadas (o respaldadas por) Documentos; o, “Pagarés Comerciales”; citados también… como “Redescuentos “; hoy firmados por el “Secretario del Tesoro”. Que, en teoría, contra estos “Depósitos”, el “Banco de la Reserva Federal”; estaba obligado a tener una escueta “Reserva” del 35%; en dinero legal. Y contra los “billetes” de la “Reserva Federal”; tenía que haber una Reserva del 40% en “oro”; o, en “Certificados de oro”; representativos del “oro”, depositado en el “Tesoro”. Que en lo sucesivo… el “Sistema”… sería el lugar del “Depósito” de Fondos del Gobierno. Que a diferencia del “Banco de Inglaterra”, los “Bancos de la Reserva Federal; no podían negociar directamente con el público; sin embargo, había muchos más detalles, en la “legislación”, casi todos carentes de aparente importancia.
Nota:
En adelante, se impuso, a una moneda “elástica” (capaz de cambiar fácilmente, con autonomía, una clase de dinero – los depósitos – por otra – la moneda - constante y sonante); por un dinero (*billetes) fuerte; que, precisamente… eso… es lo que quiere decir “dollar”: “moneda”, que inclusive (a pesar del patrón oro); es hoy respaldada financieramente (en Paz o, en Guerra); por las “Naciones Integrantes del Club, de los (ya) 20; Países Industriales”. A. G.
( * Pagarés, billetes y bonos del Gobierno. Las operaciones del mercado abierto; incluyen la compra y venta de “moneda” extranjera.)
En 1935; se abandonó el “experimento regional”, como parte de una “reforma general”. La administración Roosevelt, mucho más temerosa del poder financiero, que la de Wilson; decidió, dar al País, un solo “Banco Central”. Las funciones de los “Bancos de Reserva Federal”, de los Distritos, se convirtieron, como observa el profesor Freidman; en funciones mecánicas y de asesoramiento. Es curioso, observar que esta privación del apoyo oficial, no ha sido nunca reconocida. Los doce “Bancos de Distrito” y. sus edificios, permanecieron como sucursales. Sus tareas mecánicas, principalmente, la compensación de cheques; el movimiento rutinario de moneda; y, el manejo de las transacciones financieras del Gobierno; fueron numerosas y útiles. Los Directores, no establecieron dividendos ni, supervisaron las operaciones (como el término parece implicar.) Tampoco, nombraron empleados, ni fijaron salarios. Pero, permanecieron sujetos a la aprobación de la “Junta de Gobernadores”. Y proporcionaron “información fresca”, sobre las condiciones de los negocios (mejoradas hoy, con el progreso en las comunicaciones.)

La Caída.
En la creación del “Sistema de Reserva Federal”, terminó en los E.U., la larga lucha para lograr un sistema monetario sensato y conservador, en todos los países industriales del mundo; donde la “moneda”, de cualquier clase, que fuese, era cambiable en “oro”; sin excusas, ni dilaciones. La plata, quedaba pues, curiosamente, para los plateros. Era especialmente importante, que los americanos: la gente más desaforada y dada a los experimentos en cuestiones de “dinero”; y a la vez, la más recelosa, cuando se menciona el “oro”; se hubiera puesto ahora, aunque a regañadientes, a la altura de los otros. Con el “Sistema de Reserva Federal”, tenían un instrumento para hacer, todo lo que un “Estado” moderno, necesita hacer por el “dinero”: monopolizar la emisión de “billetes”; regular el “crédito bancario”; y, la resultante creación de depósitos; y, proporcionar “prestamos de socorro” a los “Bancos”; cual, última instancia.
Pero, como, (todos) los historiadores, disfrutan con la extraña “conciencia” de los grandes acontecimientos; y creen que ésta, alivia del tedio al “lector”… (aterrándolo a veces.) Muestra pues, la sensibilidad del autor, a la paradoja y sugiere (incluso, a los más lerdos); que una mano benévola; maligna; o, juguetona (si se quiere); dirige en definitiva los sueños; como si fuese la misma “mano de Dios”. Tal como pareció acaecer, el 10 de Agosto de 1914; mientras prestaba juramento de sus cargos, la nueva “Junta de la Reserva Federal”; reunida, en el despacho del “Secretario del Tesoro”. Cuando, empezaron a sonar los cañones, anunciando el fin de un “Sistema Monetario”; y que los nuevos “Bancos”, podían considerarse, como el paso culmínate de una nueva “era”.
Pero (vuelve y juega); al estallar la guerra mundial (la primera); los principales, beligerantes industriales – Alemania, Francia y, Austria; - suspendieron los pagos en “metálico”. Esto quiso decir, que los “billetes” y “depósitos”; no eran ya, convertibles en “oro”; y que estos Países, abandonaban el “Patrón Oro”. En los E.U., aunque, se presumía que seguiría… la (acostumbrada) no intervención; se propuso y se discutió, una acción similar. El motivo para salir del “Patrón Oro”, pareció evidente. Y repercutió en la bolsa; se volcaron las obligaciones públicas en el mercado de N.Y., y Londres. Pero (como siempre) la previsión de los expertos financieros, fue como suele ocurrir, una guía muy pobre para el futuro. Y cuando, por motivos bélicos (el hundimiento de buques con “oro”); se abrió mercado en el Canadá, los E.U. se inundaron en “oro”; tal aumento pasó de 1.5 mil millones, a finales de 1914; a dos mil millones (en 1915); y a 2.9 mil millones (1917); y así, fue como se destruyó el “patrón oro”, tanto en los países provenientes, como en los países destinatarios del metal.
Y como, parte del “oro”, llegaba para su depósito y guarda; y parte, para ser invertido en valores públicos americanos; pero, la fuerza fundamental que impulsaba la corriente, era la necesidad que tenían las potencias beligerantes, de los artículos americanos. Hasta, que en nuestra época (al principio… de agricultura socialista; terminada principalmente por los “bonos” alimenticios obligatorios); y al acortarse este mercado, los E.U., se convirtieron en el más grande productor de alimentos, que el mundo haya conocido; tanto que fue (y es) capaz de alimentarlo. Además de otros importantes productos, tanto bélicos, como industriales. Así, que con ellos… subyugaron al planeta; hasta llegar (a la larga) al “desarme nuclear”; tanto de Rusia, como de otras “Naciones, Sub-potencias Atómicas”.
Surgieron, a la sazón, inteligencias financieras; como la de J. M. Keynes (1883-1946); principal promotor (socializante); de que - el gobierno, debe intentar mantener el pleno empleo laboral; procediendo, a una redistribución de la renta; que permita, que el poder adquisitivo de los trabajadores, aumente proporcionalmente, al desarrollo de los medios de producción - que también llevaron a Europa a sacar sus reservas; para, ser convertidas en “papel moneda” , hasta eliminar el “oro” de la circulación; y sustituirlo por “papel moneda”; que aumentó en gran manera, la proporción de la oferta de dinero, que daba la “convertibilidad”; que estaría desde luego, sujeta a su conversión (de hecho) en “oro”. Pero ocurrió, que por momentos, había más “papel” a convertir, que “oro”; procurando el obvio efecto, sobre el futuro del “patrón oro”. Hasta que los E.U., se vieron abocados a una “inflación”, ocasionada precisamente por el “oro”. Hasta que se separó, la oferta de “dinero”, de la oferta de “oro”. Así los E.U., prescindieron del “patrón oro”, por lo menos en las transacciones internacionales; y demás juegos de “prestidigitación financiera”; que a la larga vino a salvar, el “milagro”, de la costumbre del pueblo americano, del “ahorro”.
En todo caso, por ejemplo, el “control de precios”, resultó ser una influencia modificadora, sobre los precios de los productos, objeto de una demanda excepcional. Así, la primera, como la segunda guerra mundial, se desarrolló, principalmente, bajo la égida del “mercado”; circunstancia que nunca se lamentó lo suficiente. La financiación de la primera guerra mundial, dejando aparte, el disfraz; fue casi idéntica a la de la guerra civil norteamericana, Y también lo fue el consecuente, movimiento de precios. Bien considerado, la dirección de la guerra civil, podía ser más fácil de defender. La guerra mundial, marcó el principio del fin, del “patrón oro”; a toda costa. Tampoco, había ahora, una razonable distribución de las “reservas de oro”, entre los países industriales: abundancia en los E.U., e indigencia (y hambre) en casi todos los demás sitios del planeta.
En la década de los años 20; se hicieron esfuerzos de recuperación en Gran Bretaña, Francia, y otros países industriales; salvo los E.U., y por poco tiempo… Francia. Ningún otro País importante, se sintió seguro, con solo mirar sus “reservas de oro”; ninguna, permitió que los ciudadanos, cambiasen, sus “billetes”; o, sus “depósitos bancarios” – por oro – en su forma desarrollada, de “patrón oro”. Fue un breve experimento, de unos pocos decenios de medio siglo; como máximo. Fue solo, la impresión de que era el último paso, en el “dinero definitivo”, lo que hacía que pareciese mucho más antiguo.


Inflación Final.
El papel principal del “patrón oro”; fue la unificación económica, en la política de las Naciones; que durante dos períodos se consiguió. Siendo buenos los negocios en Inglaterra, los precios se mantuvieron firmes; e igual, el fluido de los artículos para la venta; haciendo, que el “oro” para pagarlos, también saliera. Lo que condujo, a la reducción de las “Reservas” de los “Bancos Comerciales”; y, al aumento de los “tipos de interés”; lo mismo, que a su consiguiente “contracción de precios”; y, disminuciones en la producción, y en el empleo. Mientras, por el “oro”, que fluía; la expansión de los préstamos, y la actividad mercantil, fue opuesta. Lo que produjo, aumento de precios; y que la corriente cambiara de rumbo, para volver a Inglaterra.
Lo que también gestionó, el aprovechamiento de más altos intereses y de precios. Pero, tuvo también, el hecho, de responsabilizar a los Gobiernos, por la realización económica y la subordinación internacional; debido a las tensiones producidas por la presencia del “oro”, al no comprenderse, que la moralidad de los políticos, es difícil de modificar, en el corto plazo. Así, todos los principales Países beligerantes (fuera de los E.U.); abandonaron el “patrón oro”; por consiguiente, ninguno de ellos, se debió preocupar, de que se convirtiese, “depósitos” en “billetes” y éstos en “oro”. O sea, que cada Nación estaba en libertad de realizar una política económica “interna” que reflejara sus preferencias; o, sus necesidades; sin que le importase de inmediato, lo que pudiesen hacer otros Países. La disciplina coordinadora, impuesta por el “oro”; había dejado de existir; durante por lo menos 15 años. Así, los Franceses y los Ingleses, sufrieron las consecuencias. Pero, para los Alemanes, la inflación se tornó muy grave; igual en los E.U. Fue la época más instructiva en materia de “manejo económico”.
Luego, de guerra en guerra (mundiales); se vio… como las deudas y los estragos ocasionados, casi… que acaban (económica y físicamente) con los “Países” que intervinieron directamente en ellas. Los unos, guiados por el patriotismo; y otros, por políticas, casi que esclavistas… procuraron salir… de tal aniquilamiento (final); bajo, un costo gigantesco, en vidas y en recursos. Sin embargo, permanecieron dos graves problemas; en todos los Países y en todos esos tiempos… resulta que hay un gran volumen de “partidas” disponibles, que inciden en el “mercado”: el metálico; los depósitos bancaros; las cuentas de ahorro; los bonos del Gobierno y otras obligaciones… pueden convertirse en caso de necesidad y gastarse… si esto conviene. En los tiempos modernos, los economistas, al observar los efectos de la política “monetaria” y “fiscal”; sobre el volumen de la demanda en economía; han pensado poco, en la posibilidad, de que las “partidas líquidas” fuesen lanzadas al mercado; trastornando así, los mejores cálculo macroeconómicos.


“EL RETORNO IV-4”

- Abril de 2010-04-12 -

(A mi padre.)

Prólogo.

Nota:
- “Hoy, sabemos que (visto desde, lo micro a lo macro); tenemos un cerebro, construido, tal como el universo – activado por electro-gravedad - ; pero, con un peso mínimo (3.700 Grms., contando el peso, de la masa de sus redes nerviosas - activadas por electro-química - ; extendidas por todo el organismo humano); y a la imagen espiritual de Dios; y muy seguramente… somos también, parte de su infinita escencia. Pero, todos… sus contrastes… hacen pensar, que el hombre, no ha llegado a utilizar, ni siquiera, el porcentaje mínimo de su capacidad; tanto, que el hombre, ha sido capaz de auto-hacerse daño… y hasta, ha conseguido, obrar mal; como si éste (cerebro prodigioso) no existiera, para gobernarnos; y así (como los animales) dejarnos llevar por los sentidos. -
-
- Pero, intuimos, que muy pronto regresaremos, al “estado”, del cual (según “La Biblia” – ver en Job - ) salimos del – “Edén”; – ubicado en el cúmulo de Galaxias, llamado: “La Osa Mayor”; en la Constelación de Orión; - Sistema planetario “Las Pléyades”; - pues, además, allí mismo, fuimos creados… como ángeles: o sea, como “seres de luz”; con la mayor de las riquezas… la “sabiduría”; y luego (tomados, por Dios, en ese lugar); fuimos traídos al “Jardín de las Delicias”; o, “Paraíso Terrenal”; ubicado en “La Tierra del Centro”; tercer Planeta – Térreo - del “Sistema Solar”, denominado “Ra- o, R-e-1”. Planeta, que al principio… era de tinieblas sombra y muerte; para luego… (dentro, de un muñeco de barro, modelado por Dios) ser vestido, con piel, y carne; y tejidos, con nervios y huesos (o sea, ser encarnado, junto con su compañera); en un “Planeta” incipiente, en el cual, no existían, los factores, que hoy… los cuales; al ser expulsados de allí; por rebeldía, y descubrir nuestra desnudez; que casi, nos llevan al “colapso” final. Como soberbios humanos; y ciegos pecadores que somos; abandonados de Dios; y nuestra alma muerta, sin luz ni esperanza. Pero (según Jesucristo, nuestro Redentor) solo nos vasto con “creer”; y hacer un pacto con Dios; para, volver a levantar el rostro; y por el sacrificio en la Cruz; del hijo de Dios; ya limpio de toda mancha; ser fuertes, sin temor; y, sobretodo, con confianza; pues, pasado un tiempo, renació… así, nuestra verdadera “esperanza”. La misma que finalmente, hará volver… en el anciano: la sabiduría profunda; en el hombre: la inteligencia; en la mujer: el “amor” desinteresado; y en Dios: la seguridad del total reconocimiento “humano”; de su infinito poder y gloria. Y finalmente, ser trascendidos (únicamente los creyentes, o sea, ⅓ de la humanidad) nuevamente, al lugar de donde salimos; ya, definitivamente, como “seres de luz”. -
-
- Sí, hoy… “pecadores”, porque a pesar de todo, sabemos también, que creemos en otros dioses; entre ellos “el dinero” ($.U.S.); hasta hacerlo, irremplazable”. Luego, veamos aquí, (al estudiar… el fenómeno económico, con algo de profundidad) si de verdad esto es así.
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- Por ejemplo: En nuestra “era”: alguien diría (utópicamente, pero) con cierta razón, que al dinero, hay que: - «Remplazarlo, por “dinero plástico”» - ; o sea, que un equivalente justo; sea repartido (consignado) equitativamente, entre (c/u de) los miembros de la respectiva “fuerza laboral”; dejando (y respetando, pero haciendo valer – por Ley - el compromiso y el deber moral, de la propiedad) la “plusvalía” del “capital”, al propietario; junto con solo… una quinta parte: (1/5) de las “utilidades”; según, el balance anual (en tiempos de Paz); para, el trabajador.
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- Es que (la verdad); por ejemplo: para qué, un alto financista (banquero, negociante, gobernante; o, simplemente un poderoso y sus familiares); necesitan, solo para desplazarse, de tanto aparato… flota de carros, aviones y buques; sin contar con lo que se ponen encina (y se comen); que representa millones de “dólares” al día. Esto, además, fuera de sus propiedades “privadas”, distribuidas por todo el planeta. Y sus hospedajes, en hoteles (suits- presidenciales); de 8 estrellas, con altos costos, de hasta de 25 mil dólares diarios.
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- Es la desigualdad, llevada al extremo; naturalmente, auspiciada y tolerada por los “curas”, inventores de la “religión”; que no precisamente, reconocen (verdaderamente) a Dios; porque, si así fuese, la situación seria muy diferente; y, entonces, el pecado y las drogas, desaparecerían de la faz de la tierra”.
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- Perdón, amigo lector, por tanta cruda franqueza. Pero, si solo se tratara de los ricos; y en el planeta, no hubiesen pobres; bueno, la cosa sería muy diferente. ¿Verdad? Es cierto que hay que dar seguridad, a todos; pero a que “costo”. Si por ejemplo: hoy los banqueros (en una crisis financiera) mientras, siguen gozando de sus altas “prebendas” económicas y ahogando a su clientela; son capaces, de ir a pedir ayuda al “Estado”; viajando, en sus aviones privados de lujo… ¿De qué, no serán capaces, en otras circunstancias?)
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- O, los políticos… que cuidan sus barrigas; e, intereses de familia; en sus “curules” (heredadas muchas); mientras la niñez y la vejez; permanece sorda y ciegamente, desamparada; sin salud; y, con altos índices de pobreza y de ”NBI”; además, de sufrir el desempleo, sin siquiera un digno “subsidio económico”; mientras el “Estado”… sacrifica lo “social”, por la “estabilidad económica” de los “Bancos” ¿Verdad, que no hay derecho?
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- Sigo creyendo, que la solución, sin embargo; radica, el “voto” popular… luego, se tiene que llevar gente al “Parlamento”, pero que sean verdaderos representantes del pueblo; y elegir “Gobernantes” (a humanistas; profesores; matemáticos; físicos; y científicos, que sepan rodearse de otros profesionales, en las diversas ramas del saber); no a los politiqueros… de siempre. O sea, los mismos con las mismas. ¡La eterna… y rancia oligarquía! Y por último, cuidado… con los “zorros” con piel de oveja… aficionados a la lectura (algunos militares); sin tener el juicio necesario para juzgar y digerirla. Y no digo, con los curas y banqueros; no, ellos permanecen, en líneas secundarias; en las cuales, les es más fácil actuar, con sus tentáculos, como verdaderos “pulpos” asfixiantes.
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- Pero, curiosamente, uno de los mejores Presidentes Liberales (1934-1938 y 1942-1945); que tuvo mi País (Colombia); fue, Alfonso López Pumarejo. (1886-1959): que, sin ser profesional; supo, rodearse de la gente necesaria, para lograr, una de las reformas tributarias y sociales, más efectivas, que ha visto el País. Fue, su “Revolución en Marcha”; la que elevó al trabajador; con la Caja de Vivienda Popular; y al campesino, con la creación de la INA; a obtener mejores salarios y prestaciones sociales desconocidas hasta el momento; como la jubilación y las cesantías. Fue, además, el fundador de la “Universidad Universitaria Nacional de Colombia”. UN.
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- El camino a seguir, entonces, consistió en poner en ejecución un conjunto de proyectos, que en el plano constitucional, educativo, laboral, tributario; y, a nivel de las relaciones Estado-Iglesia, diera respuesta positiva, a los anhelos de democratización de la sociedad; de ampliación y reconocimiento, de ciertos derechos sociales, de carácter colectivo; y de modernización institucional. E impulsor, del Sindicalismo en Colombia; como: la CSC y CTC. Lo cual, no dejó de levantar ampolla en la alta clase social; que le fue cobrada, durante su segundo mandato, hasta hacerlo renunciar. - A.G.


LAS AUTO-HERIDAS.
Tomado en paráfrasis; de “El Dinero”., por John Kenneth Galbraith. Ed. Orbis 1983. (Continuación)

Nota:
- Así, como Francia… eligió (en materia económica) en la época de mayor dispersión monetaria, la línea de menor resistencia; y la Gran Bretaña, la línea, de mayor resistencia. El experimento francés, dio un mejor resultado; y aunque, esto, no demuestra, una mayor sabiduría; Francia, tendió a creerse en la desdicha. E Inglaterra, debido a su gran dependencia del “comercio exterior”; fue un País muy difícil de manejar; durante los acontecimientos ocurridos, poco antes; y poco después, de las I-II “Guerras Mundiales”. – A.G.

Entrando en materia. La política económica de la Gran Bretaña, tuvo que ser mejor, que la de la mayoría de los demás Países; y lo que a menudo se toma por una deficiente actuación inglesa, refleja en realidad, las mayores dificultades de la labor británica. Sin embargo, en la década de los años veinte; los ingleses, después de pensarlo… y discutirlo ampliamente, hicieron lo peor. Resulta, que la (£) “Libra Esterlina”, y el “oro” eran “intercambiables”; y, la £., como “moneda”, no fue considerada inferior al “oro”; y viceversa. Para una nación, obligada a conservar su anterior “preeminencia económica” y otras clases; el restablecimiento de esta “entidad”, era un paso normal. Su gran error (natural); fue defender su “moneda”; o sea, que la medida, devolvía el mismo contenido de 123.27 gramos; de “oro puro” (de antes de la guerra); al cambio antiguo de 4.87 dólares; lo que significo una baja a 3.40 “dólares oro”; aunque éste subió y siguió subiendo, su contenido en “oro”; el “índice de cambio” con el “dólar”, fue demasiado elevado, por ser los precios ingleses, demasiado altos para estos “tipos de cambio”.
Dada, la elevación de los “precios ingleses”, cualquiera que poseyese “oro”; o, “dólares”; podía beneficiarse, cambiándolos por el “dinero” de uno de sus competidores (de Inglaterra); y comprándolo allí mismo. De una manera parecida, convenía a los ingleses, el hecho de cambiar £ por Ș U.S.; por “oro” y otras monedas al cambio “churchilliano” (más favorable); y, comprar en el extranjero (con una ventaja del 10%.)
Como siempre… las exportaciones, eran esenciales; el carbón; los tejidos (paños); y otros productos manufacturados (ingleses); que solo podían ser competidos, bajo los nuevos “tipos de cambio “; siempre y cuando sus precios bajaran en un 10% aproximadamente. (Costoso, el experimento acaecido por la falta de sentido económico del político – W. Churchill – y sus expertos.) Fatal consecuencia, notada por una dolorosa “depresión” de precios y salarios; con los consiguientes estancamientos; desempleo y todo… lo que siguió.
La descomunal acción de suspender los pagos en “metálico”; y abandonar el “patrón oro”; según se dijo… requería: un “Gobierno de Unión Nacional”; que en cierto sentido, conminó a pensar que Sir W. Churchill, había triunfado; ayudado claro está… por el complejo de inferioridad, de los “socialistas”; en estas cuestiones. Su acción de 1925; había anulado toda “amenaza” de la izquierda… por otros 15 años. El retorno del “patrón oro” de 1925; fue quizá, la más decisiva acción perjudicial; de los tiempos modernos, en lo tocante al “dinero”.
En los E.U., el “boon” de la pos-guerra, continuó a lo largo de 1919 y 1920. Después vino la “gran depresión”. El “Sistema de la Reserva Federal”, en suspenso; y su papel de “guardián” contra el auge y contra la ruina; facilitó, al menos, ambas cosas. Mientras se elevaban los precios; y, continuaba la especulación, con géneros y tierras; sin embargo, mantuvo bajo los “tipos de interés”; en los “Bancos de la Reserva Federal”; para atender, las necesidades especulativas; y, de otras clases… de sus clientes.
“El Tesoro” de los E.U., que todavía tenía que vender “bonos”; apoyaba la “política suave”; aunque también, puede atribuirse mucho, al miedo de los hombres cautelosos; a, pinchar la burbuja. Entonces, les echarían personalmente, la culpa, del derrumbamiento. Era mejor, que se produjese por sí solo. Y pronto, ocurrió así. A primeros de 1920; terminadas las necesidades militares; y superada la “escasez” de los “tiempos de guerra”; y acabado el apoyo de los “créditos americanos”, a los pedidos de “ultramar”; los “precios” se nivelaron y empezaron a bajar. Una vez producido el “cambio”, la “Reserva Federal”, recobró su “valor”. El “tipo de redescuento”, se elevó a un 6%; lo cual, no tenía precedentes. Los “créditos” de los “Bancos de la Reserva Federal”; a, los “Bancos Comerciales”; que habían ido en aumento, se interrumpieron y descendieron rápidamente.
En 1921; su nivel era de menos de la mitad del de 1920. Desde mediados de 1920, los E.U., padecieron, la que pudo considerarse… la “mayor depresión” de su historia (hasta ese momento… luego la mayor – entre otras - fue la de 1983 y más recientemente la de 2009.) No puede decirse, que la “Reserva Federal”, se enfrentase con los brazos cruzados a ésta importante “prueba”. Por, común asentamiento, contribuyó al auge; y empeoró la caída. Esto, ha sido siempre considerado, como un error, particularmente interesante. A pesar de las grandes expectativas, los E.U., carecían aún, de una organización, que vigilara la actuación bancaria y la socorriera… cuando demasiadas personas exigieran (al tiempo) “dinero metálico”.
Dados los desórdenes o, dificultades “monetarias”, de Alemania, Francia, e Inglaterra, en aquellos días; no es de extrañar, que a principio de los años vente; muchos poseedores de “oro”, buscasen refugio para sus ahorros, en los E.U. Los “depósitos”, que fueron de 2.9 mil millones, al terminar el año de 1918; fueron de 4.3 mil millones, al terminar el año de 1926; exactamente, antes de la llegada de los peregrinos del “Mauretania”. El “oro”, era depositado, al llegar, en los “Bancos Comerciales”. Donde, si se hubiera permitido, podía haber dado origen a una gran “expansión” de los préstamos en “billetes” y en “depósitos”; siempre presumiendo, que hubiera personas y empresas que buscasen crédito, desde luego con el efecto “inflacionista”.
La “Reserva Federal”, impidió, este efecto, en los años veinte; con operaciones de “mercado abierto”; vendiendo “títulos” del “Gobierno Federal”; adquiridos, durante la guerra, por “oro”; y transfiriendo, de este modo, lo último de las “arcas” de los “Bancos”; donde servía de “Reserva”, para “Préstamos” y “Depósitos”; a las suyas propias (en marzo de 1923); estableció el “Comité Federal de Inversiones”; en el “Mercado Abierto”; y nombraron a poderosos ciudadanos, alumnos del profesor Samuelson, para coordinar estas operaciones. Una vez el “oro” estaba en posesión segura… de la “Reserva Federal”; dejaba de tener relaciones necesarias, con los “préstamos” y “depósitos” de los “Bancos Comerciales”, y por lo tanto, con la “oferta” de “dinero”. La “Reserva Federal”, mantenía sus “prestamos” a los Bancos muy por debajo de lo que sus “Reservas” de “oro” habrían permitido. Lo que se “prestaba”, dependía del “tipo de interés”, cargado a los Bancos; y, hasta cierto punto; de si, animaba o, desanimaba el “crédito bancario”. Fue este “préstamo”, el que afectó, a su vez a las “reservas” de los “Bancos Comerciales”; y a la capacidad, de estos para “prestar”.
Así, aunque los E.U., tuviesen el “patrón oro”; la cantidad de “oro” en su poder, importaba poco. En la Paz, como antes, en la Guerra; el País tenía un “sistema monetario” dirigido. Dado que la influencia del “oro”, no tenía ya, un efecto necesario, en los préstamos; en los depósitos; en los precios; o, en los tipos de interés americanos; – determinados ahora todos ellos, por la acción de la “Reserva Federal”. – Las clásicas fuerzas que retribuían, el “oro” bajo el “patrón oro”; habían dejado de operar. Cuando entraba “oro”, no se producía necesariamente, un descenso en los “tipos de interés”; ni “expansión del crédito”, en los negocios; ni elevación de precios; nada, en suma, que regulara la afluencia de “oro”; y fomentara una nueva salida del mismo, como requería la operación, del clásico “patrón oro”. Así podría sostenerse, que el Gobernador Strong, indiscutido partidario del “oro”; solo hizo… al ceder ante Schacht Norman y Rist; lo que se pretendía que hiciese. Es posible que el viera así la cuestión, aunque es más probable que esta visión, la tuviese después de producirse el hecho.
En los días que siguieron… cedió un poco el “pánico financiero”, pero, la “bolsa” siguió bajando. El 8 de Julio de 1932; la “media industrial” del “Times”; estaba a 58; ligeramente por encima de una octava parte del “nivel industrial”; de tres años antes. Por aquel entonces, casi todo lo demás rozaba el fondo. El “PNB” – La producción total del sistema económico – había bajado más de un cuarto; en relación, con el de 1929; calculado en precios de aquel año; y casi a la mitad, en valor. En 1929; el desempleo – los cálculos con prioridad no puede decirse que sean perfectos – alcanzó una media de 1.6 millones; en el año; o sea, de un 3.2% de la fuerza de trabajo. En 1932; fue de 12.1 millones; o sea, poco menos de la cuarta parte, de la fuerza de trabajo. El año siguiente… fue todavía mayor. No había compensación para el desempleo. De acuerdo con un serio principio constitucional, citado con frecuencia por los “ricos”; el sustento de los indigentes, era una responsabilidad local. (Cómoda – peligrosa - y des-complicada postura.) Todos los precios, habían bajado, aproximadamente un tercio, en relación con el nivel de 1929; los precios, al por mayor, de los productos agrícolas, estaban por término medio, al 92%; en relación con el nivel de 1926.
En 1932; habían bajado al 70%; o sea, un descenso de alrededor de ¼. Los precios, al por mayor, de los productos agrícolas, estaban al 105%, en 1929; en 1932, equivalían por término medio al 48%; del nivel de 1926; o sea, una caída de más de la mitad en tres años. (Una vez más para mejor conocimiento, hay que tener en cuenta, las diferentes fuerzas actuantes, sobre partes diferentes de la economía.) La producción total impidió seguir siendo baja; los precios continuaron bajos; y el desempleo total, siguió siendo alto; durante todo el resto del decenio. Hubo que esperar hasta 1937, para que el PNB, volviera a alcanzar el nivel de 1929; y hasta 1941, para que la “fuerza de trabajo”, volviera a un nivel mejor. O sea, que bajara a menos del 10% de la “Fuerza de Trabajo”. La depresión de 1920-1921; fue fuerte, pero breve. La de los años treinta, fue fuerte y larga.

EPÍLOGO.

Nota:
- La costumbre de los “ricos”; y la de sus acólitos; de ver una virtud, social en lo que consideran que sirve a sus intereses; y de considerar estúpido o, ridículo (o, utópico); lo que no les sirve; se manifestó sobre todo… en su apoyo al “oro”; y en su condena al “papel moneda”. Y la tendencia paralela de los “economistas” a encontrar virtud, en lo que aplauden los hombres distinguidos, opulentos y poderosos; ha sido igualmente evidente. Pero, había también una presión, una armonía y una tendencia unificadora en el manejo del “patrón oro”; que lo recomendaban, incluso a aquellos que inconsciente e involuntariamente, servían a los “ricos”.
-
- – “Personalmente, creo… que el equilibrio, está dentro del factor: “trabajo-remuneración”; tanto, que hay que procurar (por Ley); mejores “salarios”, a costa de menores “utilidades”; y esto, debe ser aprobado, por una política “socialista-cristiana”; cuanto antes mejor (hoy, mañana puede ser tarde.) Así, se revuelquen los “ricos”; hasta, en sus tumbas”; al hacerles imposibles, sus despilfarros, excentricidades y malos ejemplos; dentro de lo que sería “igualar” por lo sano; democráticamente, sin militarismos (bolcheviques) ni excesos carismáticos y hasta “épicos”; que acostumbraron, a los unos, a explotar; y a los otros, a dejarse explotar. - A.G.

¿Pudo, haber sido mejor?

Nota:
- “La (tajante) respuesta es sí. La primera prueba, está en la “gente” que gobierna el “dinero”. Si de la historia… del “dinero”, algo resulta evidente, es que la tarea, atrae… a un nivel muy bajo de talentos, protegidos en su imperfectísima profesión; por la idea, de que un misterio, envuelve el tema de la “economía”, en general; y del “dinero”, en particular. Además, la incapacidad, está protegida por el hecho de que casi nunca, se achaca el fracaso, a los responsables del “dinero”. La mayoría de las veces, éste ha sido, un tema interesante, de discusión; algo, que añade, una nueva dimensión a la personalidad. Al igual, que en la diplomacia; un carácter amablemente conformista (como un buen sastre, y la capacidad de articular el tópico financiero de moda); ha contribuido más al éxito personal, que una mentalidad excesivamente inquisitiva”. – A.G.

Como se ha observado, a menudo, una acción eficaz y el pensamiento asociado a ella, provocan temores y críticas. Lo más probable, es que el individuo, sea recordado por éstos; y no, por los resultados. Así, en el gobierno del “dinero”; como, en la “dirección económica” en general; el fracaso, es con frecuencia, una estrategia personal, más renovadora que el éxito. En nuestros días, se advierte una resistencia, a atribuir grandes consecuencias a la inadecuación humana, a lo que en una era, semánticamente menos cuidadosa, se llamaba: estupidez. Queremos creer que unas fuerzas sociales profundas, controlan todas las acciones humanas. La propia acción (ya) es derivativa, y los que la ejecutan, carecen de importancia. Siempre, se puede decir algo en pro de la tolerancia. Pero, conviene que nos demos cuenta de que la inadecuación – torpeza combinada con energía – es un problema no inevitable. En el pasado, la política económica, tuvo éxito. Debemos presumir que lo tuvo, no por un accidente afortunado, sino por obra de personas informadas y enérgicas.
“Para el hombre; o el político profano, no será más fácil, el futuro de lo que fue, en el pasado; distinguir, entre los individuos adecuados y los que no lo son. En cambio, es muy fácil distinguir entre “el triunfo o, el fracaso”. Por consiguiente, debería haber, en todas las cuestiones económicas y monetarias; una regla, según la cual; todo aquel, que tenga que explicar su fracaso, ya ha fracasado. Luego, debemos ser amables, con aquellos que hayan tenido una pobre actuación. Pero, no debemos llevar nuestra benevolencia, hasta el extremo, de mantenerlos en sus cargos”. No quiere decir esto, que el éxito sea fácil; dos lecciones de la historia, destacan de las demás: La primera, es que el problema del “dinero”, se ha coordinado, con el de la “economía”; y en algunos aspectos, con el de la “política”. El segundo, es que la “realización económica” que hace un Siglo, habría sido aceptada, como inevitable; y hace medio Siglo, como tolerable; no se acepta, en modo alguno, en la actualidad. Pues, lo que antes era desgracia; ahora es fracaso.
En el Siglo XIX; y antes, el “dinero”, era específicamente importante. Las “corporaciones”, no tenían un “poder general”, para mover los “precios”; los “sindicatos” no existían efectivamente; los “impuestos” y los “gastos” de los “Estados Nacionales”, eran controlados por las exigencias de la “Guerra”; y por las necesidades de los tiempos de “Paz”. No, por lo que se requería para una “realización económica adecuada”. Lo que se usaba como “dinero”, y la cantidad que había de ello; marcaban, la diferencia; el instinto, de los seguidores de Bryan (y sus adversarios) era certero. En los tiempos modernos, el “Presupuesto Nacional”, se ha convertido en un factor decisivo de la “realización económica”. Determina, si aumentará la “demanda”; si subirán, los “precios”; y si crecerá el desempleo. Y si, a consecuencia de los “préstamos” al Gobierno; y de la resultante “creación de depósitos”: aumentará la “oferta” de “dinero”. Y más allá del “presupuesto”; está el “poder de los Sindicatos”; y, de las “Corporaciones”, para influir directamente en los “precios”; y, más que incidentalmente; para, anular el efecto restrictivo de la “política monetaria y presupuestaria”.
Como se ha visto de sobra, en el tiempo reciente. La elevación de los “costos”; y, de los “precios”: mientras baja la “demanda”; y sube el “desempleo”. En “economía”: están dentro del alcance del “poder” y de la “influencia” sindicales y “corporativos”. De aquí, la claramente lamentable tendencia, en la “economía moderna”: a que la “recesión económica”, se combine con la “inflación económica”. El poder de las “corporaciones” y de los “sindicatos”, suscita la cuestión interior, de la distribución del poder, como conjunto… en el “Estado Moderno”; y, de la soberanía de los “Gobiernos Modernos”; y, el esfuerzo del “Estado”, por ejercer este “poder”; lleva implícita, la decisión de cómo hay que distribuir la “renta”. Así, la “política monetaria”, se ha convertido, en un aspecto de la política: de la cuestión, de quien ejerce el “poder”; y, de quien controla las “recompensas”. Pero esto, no es todo. Hemos visto, además, como se acumulan, ahora, las “monedas”, en grandes cantidades, fuera del País de su “emisión”. Son los casos recientes de los “euro-dólares”; y los “petro-dólares” (nuevos, amos de la economía); y como el “Banco Transnacional”, y la “Corporación Transnacional”, que tenga, o que posea, estas cantidades, puede convertirlas, en otras “monedas”; en un volumen, que rebase en mucho, la capacidad remediadora y estabilizadora de los mecanismos existentes, para la “estabilización monetaria”. Por esto, el problema moderno, de que la dirección monetaria, tiene una dimensión internacional, mucho mayor de la que tuvo jamás.
Todavía, hay otro problema. Como lo demuestra elocuentemente, los recientes ejemplos del petróleo, y de los comestibles. La “oferta y la demanda”, en economía moderna; solo se equilibran, después de grandes movimientos, en los “precios” y en la “renta”. Estos, producen un efecto grande y estabilizador, sobre los niveles de los “precios domésticos” y sobre los “tipos de cambio internacionales”. Así, los precios estables; y, los cambios internacionales estables; requieren, también, de una acción para evitar los movimientos perturbadores, en los “precios” de los “productos individuales”, de mayor importancia. Esta labor, trasciende, también, los límites nacionales y escapa del alcance de la autoridad nacional. Por último, ya no es aceptable, repetir lo que se consideró una realización adecuada en el pasado. En la Gran Bretaña, después de las “Guerras Napoleónicas”; y en los E.U., después de la “Guerra Civil”, se tomaron medidas para restaurar la “estabilidad monetaria”; y restablecer los pagos en “metálico”. Los “precios agrícolas”, bajaron rápidamente. Y, lo mismo hicieron, los “salarios”. El “desempleo”, aumentó un poco. Hubo muchas quejas, pero de nada sirvieron. La penuria económica, estaba por entonces, muy lejos de ser anti-natural. Los precios bajos; los salarios bajos; y, las pérdidas de empleo, no eran precisamente, actos de Dios. Pero, todavía, no eran actos de Gobierno. Ahora, (inútil decirlo) sí lo son.

Nota:
- Nada, o al menos, muy pocas cosas, duran eternamente. Pero lo que está bien establecido, es probable que dure… algún tiempo. Así, las fuerzas que han modelado la política pasada (o, los que la han resistido); podemos, presumir que seguirán operando al menos, por algún tiempo; en el futuro, si han sido correctamente identificados en la historia. Son, en un sentido más pleno: como imperativos históricos. O sea, que son cuestiones de preferencia ideológica, como vulgarmente se ha pensado. Considerar la política económica, como un problema de elección, entre “ideologías” rivales, es el mayor error de nuestro tiempo. Sólo, raras veces; y generalmente, en cuestiones de la mayor importancia; se secundaría, que permitiesen las circunstancias, este “aparato” (permitírsenos errar; o sea, llegar a los cero errores) que podría considerarse (entonces, ya con la “cibernética inteligente” dominada) un verdadero lujo. Mucho más, a menudo, las instituciones y la circunstancia histórica, proporcionan la misma “camisa de fuerza”; a los liberales; a los conservadores; y también a los socialistas; y, en general, también a los hombres (oligarcas); todavía hoy, de confesada mentalidad “medieval”. Pues, no olvidemos nunca… que: «lo que no sirva para uno, es fatal para todos». – A.G.
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SEIS IMPERATIVOS.

Nota:
- Si el futuro próximo, es una continuación del pasado reciente y/o, más distante; hay; imperativos, que formarán o, controlarán la “política monetaria”; y, la más amplia “política económica” de que ahora, es aquella, una parte muy pequeña: -

Primero. La perversa inutilidad de la “política monetaria”; las frustraciones; y, el peligro, que entraña el hecho de confiar en ella. Esta es quizá, la lección más clara del pasado reciente. El Gobierno del “dinero”; ya no es una política; sino una ocupación. Aunque, recompensa, a los que se ocupan de ello, su historial, ha sido, ostensiblemente, desastroso, en el Siglo XX; y, cada vez, lo es más. La “política monetaria”, fracasó como instrumento, para desarrollar la economía, durante la “gran depresión”. Cuando fue relegada, a un papel secundario, durante la “Segunda Guerra Mundial”. Y, en los años buenos, la “realización económica”; fue, en opinión general: mucho mejor. Su reanimación, como instrumento importante de la “dirección económica”; a finales de los años cincuenta; y, a comienzo de los sesenta; sirvió, para continuar una “inflación masiva”, con una grave recesión económica.
El “Banco Central”; sigue siendo muy importante… para tareas útiles: La compensación de “cheques”; la “sustitución” de “billetes” gastados o, sucios; y los “préstamos”, en última instancia. Estas labores, las realiza bien. Con otras agencias públicas, supervisa también, en los E.U., a los “Bancos Comerciales”; subordinados. Es, sin duda, una tarea, que realiza bien; y, que tiene, que hacer aún mejor. En años recientes, las “agencias reguladoras”; incluida, la “Reserva Federal”; mantuvieron, generalmente, su vigilancia. Al mismo tiempo, numerosos “Bancos”; se dejaron llevar por uno de los viejos “espasmos” de optimismo y de “expansión” exagerada. De ello, podría resultar, una “nueva serie” de fracasos. Y la “Reserva Federal”, tiene, que prestar mucha atención, a estas cuestiones.
Dejando aparte, estas tareas, la fama de los “banqueros centrales”, será, tanto mayor; cuanto, menos responsabilidades asuman. Tal vez, pueden, doblegarse al viento: y resistir un poco, aumentar los “tipos de interés”; cuando la demanda de “préstamos”, sea persistentemente grande; e, inclinarse, en el sentido contrario; cuando, se produzca, la situación contraria. Pero, en términos generales, hay que controlar – como hicieron los E.U., durante la “Guerra”; y, en los años buenos, que la siguieron – las fuerzas, que hacen que las personas, y las empresas, busquen el “crédito”; y no el hecho, de que los “créditos”, les sean concedidos, o negados.
Desde luego, que hay que observar, para ser justos; que los hombres sinceros (y sagaces) dentro del “sistema”: reconozcan a la inteligencia; sino, a los peligros de la “política monetaria”. El presidente, del “Banco de Reserva Federal” de N.Y., (capital del mundo financiero); observó que no puede medirse efectivamente, la cantidad de “dinero”; principal preocupación, de los que ambicionaron su fe, en la “política monetaria”. También, observó, que sus movimientos a corto plazo; no pueden controlarse; y que tales movimientos, carecen de efectos políticos significativos. No quedan muchas esperanzas, en lo que a “política monetaria”, se refiere; sobretodo, si recordamos, que toda acción, debe tomarse en el “corto plazo”. De manera perecida, un reciente gobernador del “Sistema de Reserva Federal”; observó que: «La buena política monetaria; depende, de que reconozcamos, lo mucho que sabemos, sobre el manejo del “dinero”». Fuertes argumentos de grandes financistas, nos hacen desconfiar, de los “instrumentos”; o, de las grandes innovaciones experimentales; pero, aún más, con desconocidos efectos. En seguida acuden a la mente, los ejemplos de la “energía atómica”; el transporte supersónico; y el gas freón. Sin embargo, lo que ocurre, cuando se confía en la política monetaria, es bien sabido; ya se ha hecho su historia; y, este es un concepto negativo.
Segundo. El factor… equilibrador, del “régimen económico”, tiene que ser: “El Presupuesto Nacional”; y aquí, es decisivamente necesario, vencer su fatal “rigidez actual”; para, hacer frente al exceso de “demanda”. Si la “política monetaria”, no sirve para regular la “demanda agregada” en la economía; solo, queda la “política fiscal”. Esta, opera, con mayor seguridad; que la “política monetaria”, para aumentar la “demanda”. Por ésta razón, sustituyó, a la “política monetaria” en la fe, de los economistas, durante la “Gran Depresión”. Y operar con más equidad, en la limitación de la “demanda”. La “reducción de los impuestos”; o, el aumento de los “gastos públicos”; no entrañan, ningún problema gravoso, político; o, de otra clase. Por ejemplo: el Congreso de los E.U., está siempre dispuesto colaborar rápidamente, cuando se trata de reducir impuestos. De una manera parecida, un importante grupo de economistas liberales, recurre homeopáticamente, a la reducción de los impuestos, como remedio para todos los males, incluso a veces, los de la inflación.
En cambio, no se observa, el mismo entusiasmo, cuando hay que aumentar “impuestos”. La “reducción de los gastos”, es igualmente difícil; salvo, para despertar, el entusiasmo “oral”, de los “Conservadores”. Y a menudo, se presenta, otra dificultad estructural, que es como: en el caso de la construcción, y el suministro de armas; un gran retraso, entre la decisión de “reducir un gasto”; y, la “restricción” actual del “desembolso”, con su consiguiente efecto sobre la “demanda”. La salvación, que será mirada con desconfianza, por todos los que temen los excesos del “poder ejecutivo”; es separar el “presupuesto” del “Gobierno Nacional”: de la “Política Fiscal”. Habría, que determinar, los gastos y establecer los impuestos al día. Los ingresos, deberían cubrir los gastos ”netos”; cuando la economía funcione aproximadamente, en el nivel del “pleno empleo”. Los impuestos y los gastos, deberían ajustarse, para producir de este modo, un presupuesto equilibrado.
Los impuestos, así establecidos, redistribuirán la renta… de la manera que se considere… social; y económicamente más deseable; entre, los diferentes grupos. Entonces, podría autorizarse al “Ejecutivo”; a aumentar; o, a reducir, los impuestos, dentro de límites concretos – por razones de política fiscal - ; o sea, económicas. Estos cambios, se proyectarían, de una manera, que no alterasen mucho, las incidencias, de la imposición fiscal, sobre los distintos grupos sociales.
Tercero. El control directo de los precios y salarios, es inevitable, donde hay poder del mercado. Es ésta una política, que pocos desean aceptar; pero, que a pesar de los deseos en contrario, no desaparecerá. El poder del mercado, de las grandes “Corporaciones”; y de los fuertes “Sindicatos”, en una situación de pleno empleo; o, poco menos… puede crear una dinámica inflacionista propia. Aunque, es posible detener este impulso inflacionario; se necesitaría para ello, una mayor recesión y un mayor desempleo; de lo que podría tolerar la compasión; o, los simples dictados de la supervivencia política. Así, se detendría la inflación; por medio de una decisiva política monetaria y fiscal. El desempleo, y la recesión… resultantes, son graves y mucho más dolorosos, de lo que están dispuestos a aceptar los políticos; y estas consecuencias, se han presentado mucho antes de que terminase la inflación… que debía remediar. La inflación… al menos por un tiempo, se está combinando, con una fuerte recesión.
La única alternativa, a estos desagradables efectos, es que el Gobierno, intervenga directamente, donde haya poder de mercado; donde la acción privada, tenga poder para aumentar precios y salarios; y antes, pleno empleo, frente a una demanda menguante. Con esto, se priva a la Corporación privada, de un poder que tiene en gran estima. Y también, a los Sindicatos. Y se reconoce el error de muchos conocimientos económicos pasados y presentes. Pero, también, una vez más, la camisa de fuerza, de las circunstancias. Y así, contra todas las resistencias, surge una y otra vez, la cuestión de los Controles.
Cuarto. Los regímenes, monetario y económico, son parte inextricable (difícil de enredar) del mayor problema de la “distribución de la renta”, en la economía moderna. Esto, será también, cada vez más evidente. Nada más atractivo, para el hombre, de instinto Conservador; que la idea, de que la política económica, es una materia puramente técnica; que no involucra cuestiones de clase social; o, de política social. La hábil afirmación de Nixon de que: - “Con la técnica adecuada, los artesanos, no resultan afectados; si se endereza la economía; el poder; y la renta. Tampoco, los Liberales, han sido inmunes (neutrales) a la idea de la política monetaria y fiscal; e, incluso al control de precios y de rentas. - Pero, no es así, una de las características centrales de la sociedad económica (moderna); es el rechazamiento, por parte de las clases sociales, subordinadas, de los límites establecidos, en su renta y consumo. Este rechazo, trae consigo, unas exigencias sobre la producción; que no pueden atenderse; y de las cuales nace la inflación. Si los salarios y por lo tanto el consumo de los obreros… debe restringirse; en interés de exigencias preventivas de la economía, que están fuera de su capacidad; surgirá también a consideración: la reclamación de otros perceptores de la renta.
También, tendrá que examinarse: lo que se exige por beneficio; otras rentas de la propiedad; sueldos de los ejecutivos; e ingresos de los profesionales. Y no se podrá objetar, que el consumo de los ricos; y aún de los muy ricos; es solo una pequeña parte del total. La cuestión de la equidad de – buscar un tratamiento igual para todos – no es menos importante, que la suma de los ingresos afectados. Por consiguiente, el movimiento… hacia una distribución más conscientemente igualitaria de la renta; tendrá que formar parte de los aspectos indispensables, de una sana política económica, fructífera. – (“Sobre todo hoy… cuando la masa mayoritaria en las urnas, la pide con una exigencia peligrosa. – En otras palabras, que ya no se come cuento.) - Pues, se exige una política eficaz, que requiera de restricciones en las exigencias de los Sindicatos. – “Como el desequilibrio, en el desperdicio, y en las excentricidades de los ricos; que a la larga, la pagan con hambre, los mismos pobres”. - No puede haber futuro político, donde se seleccione, los perceptores de sueldos y salarios; para tal o, cual restricción; y que deje intactos; por muy conveniente que parezca; e indemnes, a otros reclamantes. (El todo, es igual a la suma de las partes. Se está acabando, la prevalencia del yo… ahora, está por encima: el nosotros. La verdad – por las “urnas” - les llegó su hora a los pobres, los cuales forman una mayoría absoluta. Ante esto, nada que hacer; solo, aprender a disfrutar con equilibrio. Pues es esto; o, es la nada… y la nada, la vemos – cautivos - en las selvas; o, en los frecuentes atentados y atracos callejeros. Pues el hambre… es eso, hambre; que no da pauta. O, se come… o, se come. No existe otra alternativa; y más, cuando los hijos lloran de inanición. O, que haría usted amigo lector… dejarlos, que fallezcan escuálidos, desfigurados y abandonados a su suerte. No, de esto, no más… se acabó. Solo se está pidiendo fuera de seguridad, más eficacia, en la distribución de los bienes y servicios básicos… solo eso. Mucho pedir… por ahora… luego llegará la hora, de exigir. Y se recomienda, no esperar, pues esas exigencias, no son precisamente, a las buenas. De esto, la historia mundial, sí que tiene verdaderos ejemplos y muertes a porrillo.)
Quinto: La planificación del suministro y la conservación del uso de productos y servicios importantes; constituirá, cada vez más, un aspecto de la dirección monetaria y económica: Los movimientos en los precios, necesarios, para equilibrar la “oferta”, y el uso de productos importantes. Como los carburantes; los alimentos; y la vivienda; más la salud, la educación; pueden ahora ser muy grandes; lo bastante para producir tensiones perjudiciales… en la estabilidad de los “salarios y precios”. El hecho de que esta acción, haya sido ya, impuesta a “Gobiernos” modernos en tiempos de Paz; y en los que E.U., a una administración “Conservadora”; justifica esta gran expectativa. El carácter de la acción, no cambia, por el hecho de llamarse… “Zares”, planificadores; o, de control, en otras áreas. Dado que hoy, los problemas de la “oferta y el uso”, son transnacionales. Tendrá que haber una colaboración, de las autoridades planificadoras nacionales, para estas tareas. Y una organización “supranacional”, es una excelente perspectiva. Una vez más… sobretodo en los casos de energía y alimentación… las circunstancias marcan el ritmo, como siempre, a los ideológicamente reacios – los ricos- los potentados y poderosos.
Sexto. Volverá a surgir el problema de la inestabilidad, en los cambios internacionales. En el futuro, como en el pasado, lo imprevisible, parecerá una solución. Sin embargo, la estabilización monetaria internacional, solo será posible… cuando las economías nacionales, sean estables; cuando los países industriales, hayan conseguido, combinar racionalmente, el empleo con unos precios tolerablemente estables. Hasta entonces, todo lo que se diga, sobre la reforma monetaria internacional, caerá en el vacío; y se podrá prescindir tranquilamente de ello; salvo por parte de aquellos, cuyo empleo depende de esta discusión. Puede presumirse, que cualquier “Sistema” futuro, necesitará de una capacidad de “crédito”; muy superior al “Sistema” de Bretton Woods; por mucho que éste, se haya ampliado, en los tiempos recientes; y presumiendo que grandes cantidades de divisas móviles… seguirán acudiendo, a manos de los “Bancos”; de las “Corporaciones Multinacionales”, y en un mayor grado… de los especuladores particulares; toda reforma, deberá incluir, una regulación de los movimientos monetarios internacionales.
Nota:
- Pero, la solución, no está tan lejos… o, sí, por ejemplo: “La China”… hoy día, el país de los “cero errores”; y con una producción de alta tecnología; y una muy buena materia prima (salvo en algunos productos… ya recogidos) luego, el recurso… no está en pronosticar… mejor y más… sino, en propugnar… una acomodación sin ambages, a lo que existe; y un cambio sin sutilezas, cuando esto deje de ser así. Entonces, a todo… se le puede echar la culpa… a la inflación; y a la recesión. Pero, el error no está el hecho de cambiar de idea; está, en presumir que la inflación, solo puede remediarse con la recesión; y que el “poder” del mercado de las “Corporaciones” y de los “Sindicatos”; solo puede doblegarse, con el desempleo y con la reducción de la producción. Ninguna política económica que solo ofrezca una sola alternativa, entre “inflación” y “depresión”; puede ser satisfactoria. A pesar de que “inflación y recesión” incitan a afrontar actitudes, que engendran una desesperada acción para ponerles fin. – (Pero la acción requerida, para evitar… la cada vez más probable y funesta combinación; puede ser exigente y a la vez compleja… y seguramente, que los que más temen, a tal aciaga combinación (recesión-inflación); y sobre todo, lo que esto conlleva; tal cuestión, solo está en los esfuerzos que “nivelan”; que hacen funcionar el “Sistema”; así, éste esté enfermo. Y se tenga que creer, en la “libre empresa”; pero ahora, con planeación y cierto control estadístico. Lo dicho… equilibrio, en lo “econo-social” y ahora… más que nunca… en lo político.) – A.G.

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